15 marzo 2015
Consuelo Ordóñez: “Sale a dos años
y 7 meses por cada una de sus víctimas; esto solo ocurre en España”
Consuelo Ordóñez critica la puesta en libertad del
disidente de ETA Valentín Lasarte, que asesinó a su hermano en 1995.
La excarcelación el próximo lunes del histórico exetarra
Valentín Lasarte ha echado más leña a una hoguera que las víctimas de ETA
consideran que está ya más que encendida. El exmiembro del ‘comando Donosti’
abandonará la prisión alavesa de Zaballa tras cumplir casi 19 años de los 340 a los que fue condenado
por siete asesinatos, entre ellos los del socialista Fernando Múgica –en 1996–
y, un año antes, el del dirigente del PP Gregorio Ordóñez, que comía en un
restaurante de la capital guipuzcoana junto a compañeros de su partido cuando
cayó abatido. Consuelo Ordóñez, hermana del político popular, alzó ayer la voz
contra el acuerdo de la
Audiencia Nacional para liberar a Lasarte, lo que supone que “sale
con dos años y siete meses por cada una de sus víctimas”.
Y recordó además que, pese a matar a siete personas, “intentó
hacerlo con más”. La presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo del
País Vasco cargó contra un “Estado de Derecho que no da ninguna confianza”. “Esta
es la justicia que tenemos. Nos debería hacer reflexionar porque ésto sólo
ocurre en España”, sentenció. Muy crítica con las salidas de prisión de varios
protagonistas de los sangrientos años 90 tras la derogación “por parte del
Gobierno” de la ‘doctrina Parot’, Ordóñez definió como “una barbaridad que en
este país asesinar a una persona o a mil valga lo mismo”. “No es normal que el
chorizo –ilustró– esté pagando mucho más que los que están matando a inocentes.
Al final los que más tiempo pasan en la cárcel son los ladrones”.
El “licenciamiento definitivo” de Lasarte llega en un
momento en el que el Gobierno de Mariano Rajoy asiste a un distanciamiento con
un sector de las víctimas que amenaza con convertirse en una brecha de gran
envergadura. De hecho, la responsable de Covite no dudó en repatir culpas
–entre los diferentes poderes del Estado– al confesar que “lo que me produce
impotencia es que al asesino de mi hermano jamás se le haya pedido colaboración”,
algo que “recoge la ley como una obligación”. “Este señor no estaba arrepentido
–aseguró–. La clave es que cuente lo que hacían cuando salían a matar. Su
silencio encubre a sus compañeros de comando”.
“Bajo presiones”
En esa línea, recordó que “cada vez que acude a la Audiencia Nacional
como testigo por otros casos, protege a sus compañeros y dice que no recuerda
nada”. El año pasado, “incluso dijo que todo lo que contó al juez Baltasar Garzón
en 1996 fue bajo presiones”. De acuerdo a sus “conocimientos jurídicos”,
Ordóñez avisa de que “el falso testimonio es un delito”, falta que “a él le
sale gratis”. “Que me dejen a mí las hojas de liquidación de condena y saco
fraude de ley, pero ya”, reiteró. Es más, alentó a los familiares de los
asesinados a que impugnen estas liquidaciones, ya que “la mayoría son un fraude
en el que se pervierte el espíritu de la ley”.
La presidenta de Covite extendió sus críticas al “sistema
penitenciario”, que calificó de “corrupto. Se valen de la ignorancia de la
ciudadanía” a la hora de reportar el buen comportamiento de los presos,
denunció. Con la Policía
buscando a Alberto Plazaola, fugado tras filtrarse que el Tribunal Supremo iba
a revocar su libertad obligándole a regresar a la cárcel, Ordóñez censuró
además la actuación de “unos gobiernos que han legislado tarde y mal” y de un
poder judicial que está “en manos de los políticos”. “Los magistrados tienen
cierta capacidad de discrecionalidad y siempre la usan a favor del reo y no de
la víctima”, argumentó, al tiempo que lamentó que “me ha dolido mucho que
siempre me han ‘vendido’ que Lasarte está arrepentido”. El disidente, que
oficializó su distanciamiento con ETA y el abandono de la violencia en 2008, se
acogió a la ‘vía Nanclares’, lo que en 2010 le valió la expulsión del colectivo
de presos.
Mérito por el encuentro
Ordóñez, que le visitó en la cárcel en 2012, aseguró que no
tiene “miedo” de cruzarse con él –conocía a su hermano porque trabajaba en un
bar que el político frecuentaba– y lamentó que aquellos encuentros entre
víctimas y arrepentidos todavía le están pasando factura. “Que vea en los
partes de los permisos que le han concedido que ponen como méritos que se ha
reunido conmigo…”, criticó mientras reprochó que “todo esto es como si la Administración le hubiera
perdonado por nosotros”.
Algunas de esas jornadas que pasó extramuros de la cárcel
fueron, de hecho, muy polémicas. En mayo de 2013 disfrutó de unos días de
permiso en Lodosa (Navarra) y tuvo que acudir a firmar diariamente a la
comisaría de la Guardia
Civil , donde trabajaban agentes que sufrieron en 1995 el
atentado contra la casa cuartel de Arnedo (La Rioja ), atribuido al comando que Lasarte
integraba junto con Juan Ramón Carasatorre, alias ‘Zapata’, y bajo el mando de
Francisco Javier García Gaztelu, ‘Txapote’.
En el currículo del exterrorista, a la importante
deflagración –causada por 50 kilos de explosivo y en la que resultaron heridas
unas cuarenta personas– y a los crímenes contra Múgica y Ordóñez, se suman
otras cinco muertes. Estuvo implicado en los atentados contra el policía
nacional Enrique Nieto, el sargento de la guardia urbana Alfonso Morcillo y el
brigada Mariano de Juan. Además, fue condenado por los asesinatos de los
empresarios José María Olarte –le reconoció en un restaurante en San Sebastián
y corrió hasta su casa a por una pistola– y José Antonio Santamaría.
Opinión:
Como víctima del terrorismo con el reconocimiento oficial expedido por
el Ministerio del Interior, me gustaría opinar sobre las declaraciones de
Consuelo Ordóñez. Y quiero opinar porque esta misma mañana he tenido varias
conversaciones con víctimas y todas, sin excepción, sentimos en lo mas hondo
que la legislación no sea mas contundente pero…. es la que es.
De hecho, hacer promedios entre las víctimas causadas y los años de
prisión real cumplidos es siempre un ejercicio complicado, porque el terrorista
que asesina a una persona cumplirá la misma condena que el que haya asesinado a
diez, quince o veinte… doloroso de entender pero jurídicamente impecable.
¿Cómo, sino, ajustamos la justicia a la equidad con cada víctima? Si la
legislación marca treinta años de condena por cada víctima mortal ¿mantenemos
al etarra Lasarte 210 años en prisión por haber asesinado a siete ciudadanos? Si
se muriera en prisión (lo cual la legislación impide) ¿cuantos años cumpliría
por cada víctima causada? ¿En cuánto tiempo de prisión valoramos entonces los
heridos que causó? Claro que es doloroso tener que acatar esta situación pero
la propia Constitución Española que algunos siempre mencionan y defienden como
intocable o los Códigos Penales dicen que los presos (terroristas o no) tienen
una condena que cumplir… una condena que siempre será corta, muy corta,
demasiado corta, a comparación de los delitos y víctimas causados.
Lo mismo que piensa Consuelo Ordóñez lo pensamos muchísimas víctimas,
pero no caemos en el error de explicar públicamente una opinión que es
respetable pero no es ajustada a la legislación que decimos cumplir y que
exigimos que otros cumplan. A mi también me duele en lo mas hondo que los
autores de atentado en Hipercor puedan estar ya en la calle, pero es la
legislación vigente.
En algo sí coincido plenamente con Consuelo Ordóñez: cuando tuvo el
encuentro, no estrechó la mano del asesino de su hermano. En cambio, alguien
estrechó la mano de quien me quiso asesinar y causó 24 asesinatos mostrando una falta
de empatía que demuestra su ignorancia.
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