15 marzo 2015
Las pesquisas de la justicia sitúan
a un tercio de los extremistas en Catalunya
La Audiencia Nacional tiene abiertas 125 investigaciones sobre terrorismo islamista, todas ellas secretas y que, según fuentes de la fiscalía que las coordina, "darán como resultado un rosario de operaciones policiales que se irán produciendo paulatinamente durante los próximos meses". Las de Ceuta y la del pasado viernes son sólo una muestra de lo que está por venir.
Fuentes de la lucha antiterrorista
conocedoras de estas investigaciones y de otras en ciernes informan que de
ellas se desprende un mapa de la presencia del yihadismo en España que se
reparte de la siguiente forma: un tercio para Catalunya, otro tercio para Ceuta
y Melilla y el tercio restante afecta a distintos puntos del territorio con
preferencia a Madrid y Levante. Es decir, Catalunya (con los matices de los que
informamos en estas páginas) más Ceuta y Melilla concentran el grueso de un
yihadismo que se oculta, emboscado, entre los núcleos de población musulmana
ajena al extremismo y muchas veces amenazada.
Este extremismo camuflado entre
inmigración está interconectado. "Se ha visto -explican los agentes- que
las células de captación o de envío de yihadistas a Daesh tienen un pie en
Catalunya, otro en Ceuta o Melilla y, al mismo tiempo, una base de enlace en
Marruecos, especialmente en Castillejos o Fniqed, junto a Ceuta".
Una de las paradojas que evidencian
las investigaciones es el contenido de los vídeos e imágenes que llegan desde
Daesh a los investigados. Mientras su departamento de propaganda difunde
asesinatos, degollamientos, linchamientos y atrocidades, los simpatizantes del
EI reciben vídeos con relatos de combatientes felices y secuencias de la vida
cotidiana en la que apenas se ven burkas y se respira un ambiente pacífico. Hay
mensajes en vídeo, de amigo a amigo, en los que el que se fue a Iraq dejando
atrás el paro en el área metropolitana explica cómo ha prosperado, llega a ser
alcalde de una localidad donde vive en paz y gana 2.000 euros al mes. De guinda
informa que se ha casado con una guapa iraquí y que ha comprado una mujer. Los
investigadores han comprobado que una parte de ese discurso es cierto. Forma
parte de una elaborada estrategia de atracción para formar un Estado de
referencia para el islam, de tal suerte que los dirigentes del EI se encargan
de que voluntarios que en Europa estaban desarraigados prosperen allí con
rapidez con puestos de cierta responsabilidad. Es un mensaje de triunfador que
atrae hacia el EI. Un dato revelador: de los 100 hispano-marroquíes que han
salido de España y que han podido ser identificados y localizados en su
destinos, 98 se han instalado en Daesh y dos en Mali.
Varias de las investigaciones están
destinadas a cortar el flujo creciente de mujeres hacia el EI. Un fenómeno
fomentado por sus dirigentes en su búsqueda de un Estado
"normalizado", con una nueva población autóctona que deberá salir de
estas mujeres.
Otro de los puntos calientes de las
investigaciones es la detección de los yihadistas que ya han comunicado al EI
su disposición a cometer un atentado terrorista. El tanteo lo hace el propio EI
y en función de las respuestas animan al simpatizante a dar el paso y le
preguntan si conoce a otros en su misma disposición. Si es así, se establece el
objetivo y desde el EI llegan las instrucciones para poder conseguir las armas.
La atracción que despierta el EI
entre musulmanes de todo el mundo es tal que en los últimos comunicados de la
cúpula de Daesh piden que disminuya en flujo de voluntariado masculino y
solicitan a sus simpatizantes que actúen siguiendo sus directrices en sus
lugares de origen o residencia. Un éxito que se explica en parte -según las
fuentes citadas- por el atractivo de los objetivos que pregonan, tales como la
consecución del mítico Califato Universal y la conquista de Roma, no tanto en
referencia a la capital italiana -aunque también- sino al cristianismo. Atrae
igualmente que los líderes de Daesh busquen convertir su terreno en el
"Estado" permanente de referencia para todo el islam, un fenómeno que
concierne a más de 1.500 millones de personas.
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