06 junio 2017
Carlos Carnicero Urabayen
¿Condenados a vivir en alerta?
Es fundamental que británicos y europeos compartan
inteligencia, métodos para combatir la radicalización y buenas prácticas
anti-terroristas
Mirar dos veces a izquierda y derecha al entrar al café.
Levantar la cabeza del periódico al oír la puerta. Buscar la complicidad en la
mirada de los otros antes de compartir cualquier espacio público.
Perder el derecho a perderse y relajarse, a deambular como uno quiera, como es
tan habitual en nuestro modo de vida europeo, lamentablemente inusual en otras
partes del mundo ¿Es esta la nueva normalidad británica y europea?
La cadencia
es inevitablemente alarmante. Europa sufre la mayor oleada terrorista de su
historia. Como informaba recientemente EL PERIÓDICO, en los últimos dos años y medio se han
producido 19 ataques terroristas; la media ahora es un ataque cada 1,6
meses; antes era uno cada 22. El ataque del puente de Londres y el Mercado de
Borough es el tercero en Reino Unido en
tres meses. Ni siquiera ha dado tiempo a que los heridos de Manchester hayan salido
todavía del hospital.
Odio profundo
La facilidad con la que se puede matar da una idea macabra
sobre la fragilidad de nuestra vida expuesta a estos nuevos terroristas. No
hacen falta grandes complots, arsenales o sofisticados métodos de ataque. Un
cuchillo o una furgoneta bastan para aterrorizar una ciudad. Y dos ingredientes
más: un odio profundo,
absolutamente irracional y carente de cualquier atisbo de humanidad – en
Manchester fueron por los niños, en Londres los testigos cuentan cómo los tres
terroristas apuñalaban juntos a una mujer – y una disposición a morir para
llevar a cabo su misión.
El ataque
de Londres se produce en la recta final de una campaña electoral en la que
frente a todo pronóstico Theresa May tiene
una mínima ventaja sobre al laborista Jeremy Corbyn. Ambos han reaccionado enfatizando la
necesidad de que la sociedad responda unida ante esta amenaza y May sugiere
nuevas medidas para combatir la “ideología de la maldad”. Pero la gran pregunta
a la que deben responder ante sus electores es cómo piensan evitar - ¿pueden
hacerlo? - que los ciudadanos se vean obligados a vivir en constante alerta.
Unidos contra el
terrorismo
Aumentar la presencia policial ha demostrado ser útil pero
no suficiente. Pasaron sólo ocho minutos entre la primera llamada de emergencia y el abatimiento de los terroristas
por parte de la policía. Llegaron rápido pero tarde porque la única manera de
defenderse frente a esta amenaza pasa por actuar antes de que pongan en marcha
sus rudimentarios pero mortíferos planes.
Es
inevitable preguntarse sobre la salida del Reino Unido de
la Unión Europea y el impacto que tendrá en la lucha
contra el terrorismo. Theresa May, partidaria de la ruptura total, llegó a
sugerir hace meses que su país dejaría de compartir información
anti-terrorista con
los europeos si éstos no le ofrecían un acuerdo comercial de su agrado tras el 'brexit'.
Es fundamental compartir inteligencia, métodos para combatir la radicalización y
buenas prácticas anti-terroristas. Británicos y europeos debemos permanecer
en el mismo barco frente a estos bárbaros.
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