19 junio 2017
Sillas vacías
El atentado de Hipercor rompió vidas y algún espejo. El de
aquellos que se refugiaban en silencios cómplices cuando la banda terrorista
mataba
Hace 30 años, todo estalló. Para algunos, llegó la muerte.
Para otros, las heridas, las curas, las cicatrices. Para muchos, las ausencias.
Esa grieta por donde se cuela el mercurio. Frío, invasivo, escurridizo… tóxico.
El atentado de
Hipercor rompió vidas y algún espejo. El de aquellos que se
refugiaban en silencios cómplices cuando
la banda terrorista mataba. También aquí, en Catalunya. No hay causa que
soporte el terror en una democracia. No hay palabras que
la justifiquen. No hay héroes en sus filas. Tampoco hay líderes
de paz si no hay arrepentimiento ni se pide perdón por todo
el mal provocado: por los muertos, por los heridos, también por
todos los condenados a llorar en silencio.
El fin de semana, el Ayuntamiento de Barcelona rindió un
homenaje a las víctimas. A diferencia de lo ocurrido durante demasiado tiempo,
durante décadas, los políticos supieron que era el momento de callar.
Que el dolor es un lugar obsceno para arañar votos o sumar voluntades. No hubo
discursos oficiales, solo las notas de un piano, el movimiento de unos
bailarines y las palabras de unos actores que condujeron el acto. Y hubo algo
más, unas sillas vacías. Sobre
ellas, algunos familiares dejaron objetos de los asesinados: unas gafas, una
pelota, un libro. También unos patucos.
Esas sillas vacías son el verdadero y único homenaje que
puede rendirse a las víctimas. Un reconocimiento a su ausencia. Un lugar donde
llorar los 30 años sin ellos.
Opinión:
Excelente artículo de Ema Riverola, como siempre. Sabe
tocar el punto de la sensibilidad bien entendida y expresar los sentimientos de
la gente a la que conoce. La misma gente que estábamos en el acto del sábado,
sin aportaciones ni parlamentos politicos. Un acto organizado desde el
Ajuntament de Barcelona pero en el que el protagonismo fue para quien lo merecía:
los 21 asesinados y sus respectivas familias y, en segundo término entendido por
todos, para los heridos y sus familiares. Allí estaban familiares de 20 de los 21 asesinados participando...
Evidentemente, quien buscaba el “lucimiento personal” se
habría equivocado de acto.
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