09 junio 2017
Homenaje
a Bastenier
Amigos, discípulos y excompañeros se reúnen en torno a la
viuda del fallecido periodista barcelonés para recordarlo y homenajearlo
Un extraño que se hubiera pasado anoche
por la sede del Col.legi de Periodistes de Catalunya y se hubiera puesto a
escuchar a los que pasaban por el estrado habría caído en la tentación de pensar que estaban glosando a una especie de súper hombre; un
súper hombre un poco gruñón, sí, un poco complicado, también, un crítico
despiadado, de acuerdo, y a veces maleducado, hay que admitirlo. Pero un prodigioso lector, un periodista de conocimientos enciclopédicos, maestro de todos o casi todos los
que tuvieron la fortuna de cruzarse en su camino; un hombre dotado de una
«memoria infinita», y, como dijo Antonio Franco, exdirector de este diario, el personaje que los periodistas
intuían «que debía de existir en las redacciones clásicas».
Un hombre muy divertido, dijeron todos.
Una buena persona. El periodista y maestro de periodistas Miguel Ángel Bastenier falleció el pasado 28 de abril en
Madrid y anoche sus amigos, discípulos y excompañeros se juntaron en torno a su viuda, Pepa Roma, para recordarlo, a ese súper
hombre. En cierto modo lo era.
El
Lazarillo, Balzac y Dickens
«Qué duda
cabe, mequetrefe», recordó Xavier Vidal-Folch que solía decir Bastenier, una
de sus expresiones típicas. «Era sentencioso, sabio y muy respetuoso, pero con
condiciones -explicó-. Las condiciones eran que no fueras del todo idiota y que leyeras, aunque
solo fuera una milésima parte de lo que leía él». Nacido en Barcelona en 1940,
la historia de Bastenier se funde con la de los periódicos en los que trabajó,
entre ellos 'El Correo Catalán', 'Tele Exprés', EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, del
que fue subdirector, y 'El País', donde llegó a subdirector de Relaciones
Internacionales y desarrolló la mayor parte de su trayectoria. «Era un hombre nacido
para trabajar en 'El País' -reconoció
Franco-, y fue un culo inquieto hasta que encontró su lugar allí».
En Bastenier siempre hubo un apetito voraz de conocimiento, coincidieron
sus amigos, que puso al servicio de su profesión -periodista, casi siempre de
internacional- y de su vocación -maestro-. «Era un periodista total, tenía mil
teorías sobre mil cosas», dijo Franco. José Antonio Sorolla, antiguo director adjunto de EL PERIÓDICO y
uno de los que más tiempo pasó al final con él, recordó que para Bastenier no
podía ser periodista quien no hubiera leído 'El lazarillo de Tormes' («era la
representación del periodista que recoge la noticia en la calle, algo que se
está perdiendo»), como no podía ser corresponsal en Londres quien no hubiera leído a Dickens ni en París quien no hubiera
hecho lo propio con Balzac. «Miguel Ángel siempre leía», dijo el fotógrafo Carlos
Pérez de Rozas. «No concebía la vida sin un libro,
sin una revista, sin un periódico. Era su pasión». Alguien recordó la imponente
biblioteca en su piso de Madrid.
El gabo del periodismo
Roma recordó que lo conoció desde el pupitre de alumna
cuando Bastenier daba clases de historia, y que siempre entendió la
fascinación que ejerció entre sus alumnos, los que tuvo en la Escuela de Periodismo de
'El País' y en la
Fundación Nuevo Periodismo que en su día puso en marcha
Gabriel García Márquez, en Cartagena de Indias. De la importancia que tuvo como maestro de
periodistas en América Latina deslizó
el dato de que tras su muerte han aparecido en decenas de redacciones, «desde
Estados Unidos hasta Argentina y Chile», reseñas escritas por antiguos alumnos. «Es como si se
hubiera muerto el Gabo del periodismo», resumió.
Pérez de Rozas enseñó fotos de Bastenier halladas tras varias semanas de inmersión en sus
archivos: del joven subdirector de EL PERIÓDICO
partiendo el pastel de aniversario del diario, del sonriente maestro rodeado de
alumnos, del vigilante periodista en la larga mesa del consejo de redacción de
'El País'. «Decía que las redacciones debían tener peso atómico», dijo Vidal-Folch, «y a veces se
le oía decir: 'Esta redacción está perdiendo peso atómico'». Sorolla subrayó la
capacidad del hombre que había hecho todo el viaje periodístico del papel al
twitter, que había hecho de la red social una herramienta de su profesión y de
su vocación, y la contradicción que anidaba en el hecho de que no era un ser
humano tecnológico. «No tenía móvil, y a duras penas encendía el ordenador». Aun así, era el periodista de 'El
País' con más seguidores en twitter.
La
lección del vestido
Cogieron el micrófono sus amigos Albert Garrido,
antiguo editor de Internacional de este diario, para
recordar los tiempos en que trabajaron juntos en 'El Correo Catalán' («todo el
diario lo tenía como referencia»), y Carlos Enrique Bayo, otro ex de esta casa, hoy periodista
de investigación de 'Público', para subrayar la generosidad del hombre que le dio la mano y lo acogió en su casa en
los momentos difíciles. «Se hacía querer», dijeron todos, por mucho que a veces
se pasara de duro, de crítico, de que fuera tremendamente despiadado o
implacable.
En un momento de la velada, el actor
Carles Canut leyó la gran lección de periodismo que escribió Bastenier al
hilo de aquel vestido que un día apareció en internet para que cada quien lo
viera de un color distinto. Lecciones para el periodismo de la polémica del
vestido, la tituló. Eran sus palabras, y si uno se abstraía, hasta podía
escuchar su voz.
Opinión:
Un honor haber
compartido espacio y tiempo con grandes y veteranos periodistas como Margarita
Sáenz-Díez, Carlos Enrique Bayo, Andreu Farrás, Emilio Perez de Rozas, Pepa
Roma o Francesc Valls y tantos otros en el homenaje a Miguel Angel Bastenier.
Escuchar sus
comentarios me llevó anoche hasta la época de periódicos como TeleXpres, que
parecían olvidados en el tiempo y aunque muchas de las anécdotas tenían relación
con el origen de la prensa “democrática” en tiempos de la dictadura, fue un
placer poder recordar con muchos de ellos lo sucedido hace 30 años... en el
atentado de Hipercor.
Y quiero
agradecer que muchos de ellos me aportaran información “de primera mano” para
el libro que estoy escribiendo y que ya ha sido declinado por dos editoriales...
es lo que tiene ofrecer documentación e información relacionada con la realidad
de las víctimas anónimas del terrorismo, especialmente aquellas que jamás nos
hemos vendido por un homenaje, una fotografía o un sobre. Ni mintiendo...
A buen
entendedor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario