28 junio 2017
El etarra que mató al
bebé de una embarazada adelanta 8 años su libertad
Condenado por varios
atentados mortales, Felipe San Epifanio saldrá de prisión en dos semanas
beneficiado por las redenciones.
El etarra Felipe San Epifanio
San Pedro, alias Pipe, saldrá de la cárcel dentro de dos
semanas. Eso es casi ocho años antes de la fecha que se le había fijado
inicialmente, el 19 de abril de 2025. Fue condenado a casi 250 años de cárcel
por diversos atentados en los que participó como dirigente del comando Barcelona de
ETA, uno de los más activos tras la caída de la cúpula terrorista en Bidart.
Sobre su currículum criminal constan varios delitos de sangre y acciones como
la que causó heridas a una embarazada que le hicieron perder el
bebé que esperaba.
Este asesino, que nunca se ha arrepentido de sus delitos,
apura ahora sus últimos días en prisión antes de recobrar la libertad el próximo 14 de julio.
EL ESPAÑOL ha tenido acceso a su expediente de liquidación de condena, según el
cual, ha descontado de su pena un total de 2.836 días entre redenciones ordinarias y extraordinarias (por estudios y trabajos en prisión).
Este etarra, detenido en 1994, se ha visto beneficiado por el hecho de ser
condenado en su día con el Código Penal de 1973, más benévolo en materia de
beneficios penitenciarios.
También cuenta a su favor que la derogación de la doctrina Parot obliga a aplicar el descuento sobre el
límite máximo de cumplimiento en prisión estipulado por Ley, 31 años en su
caso, y no sobre el total de su condena centenaria.
Acumula sentencias por sus crímenes terroristas y por un delito de alzamiento
de bienes con el que trató de evitar el pago de las indemnizaciones a sus
víctimas. Finalmente habrá pasado entre rejas 23 años.
Cambió el escaño por
las armas
Exmiembro de la Mesa Nacional de HB y diputado autonómico por esta formación entre 1987 y 1990,
cambió el escaño por las armas y en 1991 huyó a Francia para integrarse en las
filas de ETA. Fue arrestado el 28
de abril de 1994. Se encontraba en un bar cuando fue
sorprendido por las autoridades. Portaba en ese momento una pistola y
documentación falsa. Aquella operación permitió localizar la guarida del comando que la organización criminal le había
encargado liderar.
Los terroristas guardaban allí munición y explosivos con los que pretendían cometer nuevos
atentados, como el que llevaron a cabo en el Puerto Olímpico de la ciudad
condal en agosto de 1993. Los etarras colocaron varias bombas en dos
restaurantes. Cinco personas resultaron heridas, entre ellas la
mujer embarazada. Pipe fue condenado por estos hechos a 149
años y tres meses
de prisión.
El 7 de febrero de 1994 en Barcelona asesinó al coronel de
Infantería del Ejército de Tierra Leopoldo García
Campos. El militar caminaba por la calle Tenor
Massino de camino
a su casa para comer cuando un coche se detuvo en doble fila. Del vehículo se
bajaron dos personas, una de ellas era San Epifanio. Se acercó por la espalda a
su víctima y le descerrajó dos
disparos. García Campos, segoviano de 58 años, estaba casado y
tenía cinco hijos.
El 'comando
Barcelona'
Por estos hechos la Audiencia Nacional
impuso al terrorista 39 años y 9 meses de
cárcel y un año
después fue condenado a otros 41 años por sus actividades en el seno del comando
Barcelona de ETA. En
aquella estructura estaban también los terroristas Rosario Ezquerra, Gregorio Vicario
Setién y Dolores López Resina.
El periodista Florencio Domínguez explica en su libro ETA
en Cataluña. De Terra Lliure a Carod Rovira que los entonces
dirigentes de la banda usaron aquel comando para
intentar paliar la crisis que le había generado las detenciones de su cúpula en
Bidart (Francia), y así alimentar la moral de sus presos y frenar conatos
de divisiones internas.
Dos meses después de matar a Leopoldo García Campos, San
Epifanio actuó de nuevo en Barcelona, en este caso para asesinar a un transeúnte, Vicente Beti Montesinos,
casado y padre de dos hijos. El hombre fue víctima del intento por parte de ETA
de hacer volar por los aires la sede del Gobierno Militar mediante el uso de
granadas. La víctima fue alcanzada por la metralla de uno de los proyectiles,
que causaron heridas a varias personas más. Por estos hechos fue condenado a otros 154 años de prisión en 2007. En 1995 había sido condenado a otros 18 años de reclusión por un intento de
asesinato de cuatro policías.
El pasado 2015 este terrorista vio cómo la Audiencia Nacional
rechazaba su pretensión de ser acercado a una cárcel del País Vasco, concretamente a la prisión alavea de Zaballa. Terminará de cumplir su pena en el
centro penitenciario de Herrera de la Mancha (Ciudad Real).
Pipe fue uno de los presos de ETA que
experimentó en primera persona la política de premios y castigos que puso en
marcha el Gobierno de José Luis Rodríguez
Zapatero. Los internos que daban muestras de distanciamiento de
la banda eran acercados a las prisiones de Zuera (Zaragoza) o
Villabona (Asturias).
Eran las llamadas cárceles laboratorio, el paso previo a la cárcel
alavesa de Nanclares de Oca, destino de aquellos que renunciaban a ETA.
Pero Pipe no cumplió con las expectativas y
después de llegar en 2009 a
Zuera fue alejado de nuevo a Ciudad Real, de donde saldrá en apenas dos semanas beneficiado por las redenciones.
Opinión:
Al leer una noticia no hay que quedarse en los titulares
porque, con la obligación de resumir el contenido, pueden aportar una
información recortada.
El titular dice “el etarra que mató al bebé de una
embarazada adelanta 8 años su libertad” y es cierto que el miembro de la banda
terrorista ETA no cumplirá la condena “literal” a la que fue castigado porque
el Código Penal franquista de 1973 le otorga unos beneficios penitenciarios al
haber atentado antes de 1995. Como ya saben muchos de los lectores de este blog
en 1995 un grupo de víctimas recogimos mas de 1.000.000 de firmas para
modificar el Código Penal y que los beneficios penitenciarios fueran anulados.
A razón de esa modificación, los atentados cometidos a partir de 1995 quedaban
en 30 años pero sin beneficios.
La razón por la que este asesino saldrá a la calle el 14 de
julio estriba, exclusivamente, en la aplicación de la ley que estaba vigente en
el momento de la comisión del delito y a ser estos en 1993 y 1994 hay que
aplicarle los beneficios penitenciarios correspondientes al Código penal de 1973.
Resumiendo, quien quiera mas
explicaciones sobre ese Código Penal que ofrecía beneficios penitenciarios a
los terroristas que se vaya al Valle de los Caídos y se lo pregunte al autor,
que está allí debajo de una losa.
Pero hay algo mas en la
noticia... decir “el etarra que mató al bebé de una embarazada” es correcto, porque así
ocurrió… pero hay un detalle que debería explicarse: al asesino Felipe San
Epifanio no se le juzgó por esa muerte porque el Ministerio de Interior no ha
reconocido jamás al feto como “víctima del terrorismo”. El reconocimiento de
ese asesinato como derivado de atentado terrorista es una lucha jurídica que
llevamos años compartiendo Teodoro, Gracia y un servidor sin la ayuda de nadie,
solo con el deseo de que se reconozca lo ocurrido como una muerte en atentado
terrorista. Ya pueden venir los ministros de turno, los asesores de los ministros
de turno y María Santísima a decir la frase de siempre “estamos con las víctimas”
para luego seguir denegando los reconocimientos que, desgraciadamente, no se reflejan
en los titulares de una noticia.
Termino diciendo que desde 1993 ha sido, es y seguirá
siendo un honor “trabajar” en diferentes etapas en la asistencia a personas con
una enorme dignidad como Teodoro, Gracia, Daniel L, Daniel S, Jorge, Carlos,
Antonio, Concha, Maite, Virginia, Daniel B, David, entre otras muchas víctimas de Felipe San
Epifanio y el resto de sus compañeros que atentaron entre 1994 y 1994 en
Barcelona.
Ah... por cierto, tal y como ocurrió en 2005 y 2006... ¿alguna manifestación convocada contra el Gobierno por permitir la salida de este asesino? ¿o es que "ara no toca"?
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