Roberto Manrique,
víctima del atentado de Hipercor, se entrevistó con uno de los terroristas:
"No pidió perdón"
Roberto Manrique es una de las
víctimas del atentado de Hipercor, que acabó con la vida de 21 personas, cuatro
de ellas eran niños. Hace seis años recibió una carta de Rafael Caride, uno de
los cuatro terroristas que intentaron matarle, que quería entrevistarse con él.
"La leí 30 o 40 veces. Intentaba ver algo entre líneas, captar el sentido
de la carta", cuenta.
A partir de 1977, ETA
se convirtió en una máquina de matar. El 19 de junio de 1987, la banda
terrorista colocó una bomba en un
centro comercial de Barcelona que
mató a 21 personas. Han pasado 30 años.
"Le
llamo en nombre de ETA. El Hipercor de la Meridiana va a explotar a las tres y media, sobre
todo que salga la gente de los aparcamientos. Cuatro menos veinte, que salga
todo el mundo y sobre todo del aparcamiento que no se mueva un coche. Gora
Euskadi", este fue el mensaje que alertaba de la atrocidad que cometió
ETA.
Jordi
Morales cuenta que en este ataque fallecieron
su padre, su madre y su hermano o hermana, ya
que su madre estaba embarazada. El atentado de Hipercor dejó a Jordi sin su
familia y con el paso del tiempo algo muy doloroso para él, la incapacidad de
recordar su vida con ellos. "No tenía recuerdos. Los recuerdos te los da
tu familia cuando te lo están explicando y yo los perdí. Lo único que recuerdo
es gente vestida de negro", lamenta.
Pide que
este atentado se recuerde: "Que la sociedad se olvide me parece mal, no
hay que olvidar. Es historia mala, pero es historia. Mi hija no tiene abuelos y
debe saber lo que pasó".
Un dolor
que 30 años después comparte con otras víctimas del primer atentado que ETA
dirigió contra población civil. Milagros Rodríguez, estaba embarazada en el
momento del ataque. Era cajera del supermercado, a las 4 y 10 de la tarde
estaba haciendo el cambio de turno.
"La bomba estaba abajo y a mí me
tocaba la parte de arriba, de textil. En el cuartito que estábamos, que eramos
como veintipocas cajeras, quedó a la intemperie. Cuando vi aquello pensé 'aquí hubiéramos muerto las 20
cajeras que éramos'", recuerda.
La hija de Milagros Rodríguez nació meses más tarde del
atentado, descubrió las secuelas del atentado casi dos años después: "Lo
primero que pregunté cuando nació es ¿está bien?. A los catorce meses, la llevé
al médico y le hicieron pruebas y le
diagnosticaron sordera".
Roberto
Manrique, otra de las víctimas del atentado de Hipercor, cuenta que "el coche
bomba estaba justamente estacionado debajo de lo que era la carnicería".
Él era carnicero y recuerda que se encontraba "despachando diez libritos
de lomo cuando ocurre lo que no te esperas". "Una explosión inmensa,
brutal. De repente un inmenso
calor, que era como si la cara se derritiese", recuerda.
Roberto
había visto cómo los terroristas
entraban en el parking para dejar el coche bomba. "Recuerdo haber visto entrar el
coche, un Ford Sierra precioso para la época que era. Lo vi que bajaba rozando
el suelo, y claro con 400 kilos de explosivos con razón tocaba el suelo".
Él mismo
recibió hace seis años una carta de Rafael Caride, uno de los cuatro
terroristas que habían intentado matarle, quería entrevistarse con él. "La
leí 30 o 40 veces. Intentaba ver algo entre líneas, captar el sentido de la
carta", cuenta.
"Reconozco el daño y sufrimiento que causaron en
personas como usted las acciones llevadas a
cabo durante nuestra militancia en ETA. No soy insensible al dolor y
sufrimiento que las mismas generaron; de ahí mi compromiso sincero en tratar de
ayudar a cerrar esas heridas y en que nadie más sufra lo que ustedes han
sufrido", decía la carta
Roberto fue
una de las primeras personas en encontrarse con su verdugo el 15 de junio de
2012 en el centro penitenciario de Álava. "No
pidió perdón. Durante toda la
entrevista habló de arrepentimiento pero a mí no me vale", lamenta.
La explosión en el supermercado provocó 21 muertos, cuatro
de ellos niños, y 45 heridos, todos civiles. Este atentado abrió el camino para
que la sociedad civil se diera cuenta de que también eran objetivo.ETA mató a
más de 800 personas desde la
llegada de la democracia. La mayoría de los asesinatos fueron cometidos desde
finales de los años 70 hasta la década de los 90, los conocidos como los años
de plomo.
El año 1980
fue el más sangriento, la banda terrorista mataba a tres personas cada semana.
Atentados especialmente crueles como el coche bomba contra la casa cuartel de
Vic, que dejó diez muertos, la mitad ellos niños, los hijos de los agentes que
estaban jugando en el patio. Fue una violencia asesina ciega, que no tenía más
objetivo que hacer de España una
democracia fallida.
Opinión:
Entre las informaciones periodísticas sobre los 30 años
transcurridos desde que la banda terrorista ETA perpetró el atentado en
Hipercor, aparece el presente reportaje de Antena3TV emitido el 11 de abril de
2017. Es un buen momento para recordarlo, porque hay mucha información que algunos
se dedican a tergiversar o incluso a presentarla como propia. El tiempo pone a
cada uno en su sitio y los que se creen sus propias mentiras, por mucho que las
vayan vendiendo por ahí, serán descubiertos. Al final, las pruebas aparecen.
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