20 agosto 2017 (2) La Rioja

20 agosto 2017

Interior no detecta riesgo de atentado «inminente» y mantiene el nivel de alerta 4

Se intensificarán los controles aleatorios de personas y vehículos en plazas, paseos marítimos, zonas peatonales y en la frontera con Francia

Ninguna de las informaciones que manejan a día hoy los expertos en lucha antiterrorista apuntan a que el país esté en riesgo de atentado «inminente». Esta valoración fue unánime en la reunión convocada ayer en el Ministerio del Interior para evaluar la amenaza tras los ataques sufridos en Barcelona y Cambrils. El Gobierno resolvió por ello mantener el nivel 4 de alerta alta con un reforzamiento, en todo caso, de las tareas de vigilancia en zonas potenciales de convertirse en objetivos terroristas.

El oficio que la secretaría de Estado de Seguridad remitió este sábado a la Policía y a la Guardia Civil, y al que tuvo acceso este periódico, contempla una «intensificación de los controles aleatorios de personas y vehículos» en espacios como plazas, paseos marítimos o calles peatonales y un incremento de la presencia policial en las entradas, salidas y puntos estratégicos de esas zonas. Del mismo modo, llama a establecer dispositivos de seguridad «específicos y reforzados» allá donde se produzca una elevada concentración de personas. Especialmente el lugares turísticos.

Se trata de una instrucción orientada a prevenir futuros ataques como los registrados, no sólo en Cataluña, sino en diversas ciudades europeas en los últimos años. «Este tipo de atentados mediante el atropello masivo de personas en vía pública, pone de manifiesto que sus autores eligen como objetivos entornos urbanos especialmente vulnerables por la presencia masiva de ciudadanos españoles y extranjeros», recoge el documento.

Además, Interior ha dado la orden de multiplicar los controles en la zona fronteriza hispanofrancesa y ampliar los cauces de colaboración con las policías locales a través de reuniones de las juntas de seguridad. Ese será el marco propicio para analizar la situación de cada ciudad y «valorar la instalación de medidas pasivas». En otras palabras, evaluar la necesidad de colocar barreras como bolardos o grandes maceteros que impidan intentos de atentado con camiones o furgonetas.

En materia de reacción, también se establece la conveniencia de trabajar en dispositivos específicos que reduzcan el impacto del ataque o la continuidad de la acción terrorista.

Coordinación integral

Todas estas actuaciones se estudiaron en el encuentro de la mesa de valoración de la amenaza, que, bajo la dirección del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, está formada por el secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto; los responsables de la lucha antiterrorista de la Policía, la Guardia Civil y el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, y una representación del CNI, el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, Mossos d'Esquadra y Ertzaintza.

Fue este órgano el que decidió elevar a 4 el nivel de alerta en junio de 2015 después de los atentados yihadistas en Francia, Túnez, Kuwait y Somalia. Subir ahora un escalón hasta el rango máximo, el 5, significaría que las fuerzas de seguridad tienen indicios de un ataque inminente. Y esa categoría conlleva medidas excepcionales, permite solicitar apoyo al Ejército y restringir el espacio aéreo.

Tras ser informado por el ministro del Interior, el presidente del Gobierno explicó ayer la decisión adoptada a los líderes de los principales partidos, con los que ha estado en contacto desde el jueves por la tarde. Con esta información mañana se reunirá el pacto antiterrorista; un encuentro al que están convocadas todas las fuerzas políticas.

Zoido, que compareció en la Moncloa, subrayó la importancia de una colaboración integral. También, y sobre todo, entre las administraciones central y catalana. El ministro se esforzó por enfatizar que tanto en el marco operativo como en el plano político, los canales de colaboración han funcionado correctamente desde jueves y según criterios de «lealtad». Aun así, minutos después, su apreciación de que la célula terrorista había quedado desarticulada despertó el malestar de las autoridades de Cataluña.