22 agosto 2017 (21.08.17)
Un dolor
intenso que no cicatriza
Un dolor intenso que no cicatriza
Los psicólogos atienden a más de 200 personas, entre heridos, familiares de
víctimas y testigos de los atentados.
No hay nada más desgarrador que perder a un ser
querido. Si encima este fallecimiento se produce de forma salvaje, el dolor se
vuelve más intenso, una cicatriz sin cerrar del todo que permanece en el
interior para siempre. Los psicólogos que están sobre el terreno estos días en
la capital catalana tienen la difícil tarea de tratar de recuperar anímicamente
a heridos, testigos, familiares de las víctimas y a la ciudadanía en general.
Por desgracia, tienen experiencia: los más veteranos prestaron sus servicios de
atención ya hace treinta años en el brutal atentado de ETA en Hipercor, que se
llevó por delante la vida de 21 personas, o hace dos años en el accidente de
Germanwings en los Alpes, donde murieron 150 personas.
Tras el shock inicial, se inicia un proceso de duelo
que permanece siempre latente en la persona. Ana Romeu, experta en psicología
de emergencias, forma parte del grupo de voluntarios que el Colegio de
Psicólogos de Cataluña ha puesto a disposición de las autoridades para que
colaboren en la atención psicosocial. Según su criterio, el ser humano está preparado
para superar «cualquier adversidad». La persona o familiar afectada por un
golpe de este tipo lo pasa mal, pero, a su juicio, «la mayoría de las personas,
entre el 70% y el 80%, superan estas adversidades sin desarrollar trastornos
posteriores». Eso sí, una cosa es superar la tragedia y otra olvidarla, lo que
es imposible. Romeu relata que con los años las personas cambian y el trágico
suceso pasa a formar parte de sus vidas, primero sólo se piensa en ello, luego
ya forma parte de cada uno de ellos. «El dolor siempre está ahí, señala, no
cicatriza del todo, baja la intensidad, pero siempre está ahí», apunta. Para
una correcta recuperación, Ana Romeu considera clave la comunicación inicial,
que si no se hace de manera adecuada puede dejar graves secuelas de por vida.
«Cuando te transmiten que un familiar ha muerto el impacto es muy fuerte y la
primera reacción suele ser de incredulidad, de no querer asumir la realidad»,
señala. En esos primeros momentos la gestión de la comunicación es decisiva. Hay
que ser riguroso, conciso, no entrar en detalles, ir al grano y decir siempre
la verdad. Se trata, además, de aislar al familiar o víctima del ruido
mediático. A su entender, los heridos leves y los testigos de los atentados son
los «más vulnerables» desde el punto de vista psicológico, en la medida en que
suelen tener las escenas muy frescas y las imágenes regresan una y otra vez a
su cabeza. En el lugar de los hechos, la actuación de urgencia responde a tres
preguntas que se le hace a la víctimas o testigo: qué ha visto, qué necesita y
cómo está. «Hay que dejarles hablar, que saquen lo tienen dentro y que
identifiquen sus necesidades», apunta.
La identificación
Desde el jueves por la tarde, los familiares de las
víctimas han sido acogidos por equipos de atención psicosocial en salas
específicas habilitadas, informados y desplazados a diferentes centros
sanitarios en el caso de los heridos y en el caso de las víctimas mortales han
sido trasladados a la Ciudad de la Justicia, sede Instituto de Medicina Legal
de Cataluña. Fuentes del Ayuntamiento de Barcelona señalan que en el instituto
de medicina legal han sido atendidas psicológicamente unas 70 personas. «He
hablado con el equipo y lo más duro es cuando acuden a identificar a los
fallecidos», relata Laia Ortiz, teniente de alcalde de Barcelona, coordinadora
del operativo psico-social. Según apunta, «algunos familiares han viajado a
Barcelona sin saber si sus sedes queridos estaban vivos o no». «Se les recoge
en el aeropuerto y se les comunica lo ocurrido y se les acompaña en todo
momento», asegura.
En total, los psicólogos han atendido hasta la fecha
a más de 200 personas, una cifra que irá a más, pues el consistorio puso ayer
en marcha un segundo plan de actuación, que consiste en ampliar la prestación de
la ayuda a todas las personas (comerciantes, trabajadores o viandantes) que
estaban en las Ramblas el fatídico jueves pasado. «Con los días pueden tener
insomnio, ansiedad, situaciones de irritabilidad y hasta estrés postraumático»,
señala la concejala barcelonesa.
Opinión:
Entendiendo la totalidad de la información me
permito recordar que “con los días” es una expresión demasiado coloquial y
generalista. De hecho, sería mejor decir “con el paso del tiempo” porque muchos
de esos síntomas aparecen meses o años después…
Y eso de que se les “acompaña en todo momento”, será
hasta que se levante el campo de actuación y según me informan, no queda mucho
para que llegue ese momento. Lo viví con el siniestro de Germanwings. Y, por
cierto, no recuerdo que ningún psicólogpo atendiera a las familias afectadas en
el momento del atentado en Hipercor, me gustaría poder intercambiar impresiones
con alguno de ellos.
Errores que no se quieren solucionar.
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