22 agosto 2017 (19.08.17)
Najat El Hachmi
Tenemos un
problema, una nueva religión que se está extendiendo, un islam reaccionario que
niega la propia diversidad y fomenta el odio hacia el no musulmán
No diré que no tengo miedo, porque lo tengo.
No diré que no tengo rabia, porque la tengo.
No diré que no me siento impotente, porque así
me siento.
No diré que no estoy triste, porque desde el
jueves estoy muy triste.
¿Y
saben qué otras cosa no haré? Hablar de religión, de civilizaciòn, de
"nuestro” valores, de libertad y convivencia. Y lo que no voy a hacer de
ningún modo es hablar de los peligros de la islamofobia. Con los cuerpos de las
víctimas aún calientes no entraré en esto, no dejaré que la paranoia que ellos
mismos han sembrado me haga trazar una línea inexistente, una separación que ya
he borrado desde hace tiempo entre 'nosotros' y 'vosotros'. Los terroristas
forman un 'nosotros' suyo hecho de odio y muerte. Mi 'nosotros' es el de la
persona y no van a conseguir que, de nuevo, empiece a fijarme en los rostros de
quienes me rodean para averiguar si me miran de un modo distinto. Porque hay
dos tipos de personas: los que rechazan y los que no, y a los primeros no les
hacen falta terroristas para justificar sus posiciones. Ahora sacan toda la bilis
porque tienen la oportunidad y se sienten legitimados, pero no se equivoquen,
son los mismos de siempre.
No,
no diré que la principal víctima es la comunidad musulmana. Las principales
víctimas son las que se quedaron en el suelo de la Rambla , los que vieron la
muerte, los que aún están intentando esquivarla. Las víctimas son los muertos,
los heridos, los que se paseaban tranquilamente por el centro de la ciudad y
toparon con el horror.
No,
no es el tema principal, ahora mismo, prevenir el racismo. Esto ya lo haremos, pero en
el minuto cero de los atentados es de locos empezar por aquí. Es cierto que los
que tenemos estos nombres y apellidos llenos de sonidos extraños nos
angustiamos cuando hay un atentado, pero sería injusto que el foco se desplazara
hacia aquí. Sí, yo tengo mucho miedo cuando hay un ataque, pero he de saber que
parte de mi miedo se alimenta de la paranoia que ellos cultivan. La sospecha de
unos, la paranoia i la actitud defensiva de los otros, son dos caras de la
misma moneda. Si no quiero que las personas con las que convivo pacíficamente
empiecen a desconfiar, tampoco puedo hacer yo lo mismo intentando averiguar si
desconfían o no.
El valor de las palabras
Que
las redes son un basurero, sí. Que habrá insultos, pintadas, exabruptos de todo
tipo, sí. Pero si los terroristas no representan a los musulmanes, ¿por qué los
racistas van a representar a los que no los son? ¿Morderemos el anzuelo y
empezaremos a trazar la línea divisoria que hasta ahora no existía dentro de
'nosotros'? Sí, es cierto, en la plaza de Vic estuvo Josep Anglada haciendo una
payasada de las suyas, pero ¿saben qué? A su lado estaban los concejales del
resto de formaciones que le plantaron cara. ¿Valen más las palabras de
personajes como él que las de la alcaldesa de Vic, el “president” de la Generalitat o la
alcaldesa de Barcelona? ¿Son más importantes los cuatro ultras que querían
manifestarse en la Rambla
que los numerosos vecinos que los increparon?
No, esta no es la cuestión que nos tiene que
preocupar, no es el tema principal. El tema más importante es que tenemos un
problema, uno enorme, que no se soluciona diciendo que el islam no es
terrorismo. Hay una nueva religión, distinta de la de nuestros padres y la de
nuestros abuelos, que se está extendiendo. Es un islam reaccionario, que niega
la propia diversidad, que fomenta el odio hacia el no musulmán, que quiere
colonizar todas y cada una de las esferas del individuo.
Ideología, no espiritualidad
Es
ideología, no espiritualidad, es proyecto político más que religión. Propone a
los creyentes desarraigados una utopía al alcance, una adscripción identitaria
segura y una pertenencia sin matices. Sí, este nacionalislamismo existe y está
penetrando como no había hecho nunca, hasta el punto que muchos jóvenes cuando
hablan de su religión describen, sin saberlo, esta nueva forma excluyente.
¿Cuándo
vamos a hablar de esto? Aparte de decir que los terroristas no son musulmanes,
¿cuándo empezaremos un debate más profundo sobre los peligros de esta ideología
totalitaria? ¿Saben nuestros jóvenes dónde acaba el islam y dónde empieza el
fundamentalismo? ¿Saben algo de historia de su religión? ¿Podemos poner sobre
la mesa estos temas sin que reaccionen a la defensiva y nos acusen de
islamofobia? No, el racismo no se combate cerrando los ojos ante la realidad.
Tenemos un problema importante que no solucionaran ni el miedo, ni la rabia, ni
la impotencia: la posibilidad de que a nuestros jóvenes, encerrados en sus
habitaciones, alguien les pueda convencer de que por el simple hecho de creer
en lo que creen tienen derecho a acabar con la vida de quienes no son como
ellos.
Opinión:
Como ya comenté hace unos días,
en relación a los atentados del pasado 17 de agosto he decidido aportar
información publicando la mayor parte posible de artículos de personas que
tengan algo IMPORTANTE que decir sobre lo ocurrido. Lo que sea información sobre
las investigaciones o sobre los terroristas ya se puede consultar en los múltiples
medios de comunicación existentes.
Considero digno de estudio el artículo
que presenta Najat El Hachmi. Ahora aparecerán
las peleas y las discusiones para ver quien es más buenista o más comprensivo
pero no estará de mas que se consulte la opinión de personas con una amplia experiencia.
Sobre todo siendo una
escritora marroquí que no tiene reparos en hablar con toda la claridad posible.
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