25 agosto 2017
"Se multiplicó el personal médico habitual por dos o
tres de forma espontánea"
"Intentamos no perder el ánimo pero,
obviamente, algunos profesionales tendrán un cierto síndrome
postraumático" explica Julio Pascual, Director del Área Asistencial y
Médica del Hospital del Mar de Barcelona
Este profesional valora que viniesen todo tipo de
profesionales médicos al conocerse el atentado en Barcelona. "Se
multiplicó el personal médico habitual por dos o tres de
forma espontánea"
"No paran de acudir
poco a poco pacientes que pensaban que estaban bien y de repente sienten mucha
angustia"
Trece personas fueron asesinadas en un atentado terrorista en
Barcelona el 17 de agosto, cuando una furgoneta se abalanzó sobre la zona
peatonal de la Rambla
para arrollar al mayor número posible de peatones. A partir de ese momento, un
amplio dispositivo de profesionales de la salud se activó. Hablamos con Julio
Pascual, director del Área Asistencial y Médica del Hospital del Mar de
Barcelona. Este hospital, por su cercanía al lugar del atentado, fue el que
recibió el mayor número de pacientes.
¿Cómo llega el primer aviso?
A las 17:10 h de la tarde, el doctor Luis Molina, el jefe de sección de
cardiología, que estaba de jefe de guardia ese día, recibe una llamada del
Sistema de Emergencias Médicas (SEM). Es cuando los equipos del SEM llegan a la Rambla. Nos anunciaban
que había habido un atentado en la zona y que en breve empezarían a enviar
gente al hospital. A partir de ese momento, los responsables médicos y de
enfermería van a Urgencias y avisan a todo el personal del hospital para que se
concentre ahí. Por suerte esa área se había inaugurado antes del verano con el
doble de extensión, eso nos ha facilitado las cosas. Con las antiguas habría
sido mucho más duro.
A las 17:40 h llega el primer paciente al Hospital del Mar. Hay
todo un dispositivo esperándolo. Como no sabíamos qué volumen de pacientes
llegaría, todo el personal estaba multiplicado. Se suspenden dos quirófanos
programados con cuestiones que podían esperar. En total se preparan cinco
quirófanos. En una guardia convencional de agosto tenemos un quirófano activo,
dos en una punta de patología.
¿Tuvieron que llamar al personal del hospital para que viniese de
refuerzo?
Prácticamente no hizo falta porque empezaron a acudir médicos y
enfermeras que viven en Barcelona que ese día no trabajaban porque estaban de
vacaciones o porque habían acabado el turno. Vinieron cirujanos, traumatólogos,
intensivistas... Se multiplicó la dotación habitual por dos o tres de manera
espontánea. Avisamos a un neurocirujano de refuerzo porque hubo que operar
a dos pacientes de neurocirugía con traumatismo craneal grave. Además de cuatro
de traumatología por múltiples fracturas y patologías muy graves. Llegamos a
operar incluso a doble equipo en un mismo quirófano. Llegó un momento dado en
el que tuvimos que mandar a casa a muchos profesionales porque se acumulaban y
había más médicos que pacientes.
¿Cómo se decide a qué hospital van los heridos?
El SEM es quien decide. Conoce perfectamente los dispositivos de
cada centro de Barcelona, porque trabajan todos los días en colaboración con
los equipos de los hospitales. En el centro coordinador se decide a qué
hospital se lleva al paciente, en función de la proximidad, la rapidez, la
capacitación del centro, etc. Para la inmensa mayoría de patologías, los cuatro
grandes centros, Vall Hebrón, Clínic, Sant Pau y Mar están capacitados para
casi todo indistintamente. Si fuesen todos al mismo sitio, por criterio de
proximidad, habría un problema de logística. Al repartirlos puedes trabajar de
manera mucho más organizada. Cabe destacar también el trabajo que hizo el CUAP
Perecamps, que asumió muchos pacientes y tuvo un trabajo de primera línea de
fuego muy intensa.
Ha pasado una semana y no ha aumentado numero de muertos, de momento.
Hemos llegado a tener entre todos los centros a 15 pacientes muy
críticos. Esa cifra ha ido bajando de críticos a graves. El jueves por la
tarde quedaban siete personas críticas. Todavía no podemos descartar que
fallezca alguno. No obstante, se ha hecho un buen trabajo. Las personas que
fallecieron lo hicieron en la misma Rambla o a las pocas horas del atentado.
Durante esta primera semana hemos podido sacar de la situación a varios
pacientes graves. Nos podemos felicitar del trabajo de todos y de un
dispositivo que ha funcionado.
Cuando llegaron a la
Rambla ahí había heridos físicos pero también muchas
personas impactadas por lo que habían vivido.
Desde el primer día nos están goteando pacientes que acuden a urgencias
con cuadros de ansiedad, de angustia y de depresión. Hay un dispositivo de
psicólogos, médicos de familia, enfermería, servicios sociales, pero también un
dispositivo concreto que ha puesto en marcha el Departament de Salut que está
atendiendo este tipo de patologías. De hecho, no paran de acudir poco a poco
pacientes que pensaban que estaban bien y de repente sienten mucha angustia.
Y para los profesionales, ¿qué
impacto supone?
Nuestro trabajo todos los
días está en medio de la patología, el sufrimiento, la enfermedad, etc. En
momentos como el del atentado, tienes que tener la cabeza fría y asumir un rol
de cuidado de la población. Esto luego pasa factura y tienes que digerir tantas
emociones. Las situaciones que vives, las familias rotas que conoces, tanta
angustia y dolor innecesario e inmerecido es duro de metabolizar. Intentas
descansar, relajarte… Tratamos de no perder el ánimo, de sacarle el punto de
satisfacción por el deber cumplido, de esperanza, por ver tanta potencia humana
y profesional en el hospital. Pero, obviamente, algunos profesionales tendrán
un cierto síndrome postraumático. Pero luego se nos pasa y estamos preparado
para lo siguiente que pueda venir. Es como los bomberos para los incendios,
nosotros para los heridos.
¿Estaban preparados para
algo así?
Hay un protocolo de
incidentes de múltiples víctimas. Es un protocolo sencillo que se basa
fundamentalmente en concentrar la potencia del hospital y de los dispositivos
de la zona donde acudirán los pacientes, olvidarnos de lo programado hasta las
siguientes horas o días, y poner todos los recursos necesarios. Eso funciona.
En el fondo nunca estas preparado para algo así, pero en el momento que ocurre
un hecho de estas características te pones manos a la obra. Los profesionales
que tienen muchos años de experiencia lideran el trabajo de los más nuevos,
otros te miran y te preguntan qué hacer. Lo importante es que sale la mejor
versión de cada uno. La gente no mira horarios ni turnos. Nuestra vocación es
de servicio.
Un servicio que se verá
agradecido el sábado, en la manifestación de Barcelona. La primera fila está
reservada para profesionales de emergencias, como personal sanitario y
policial.
Eso es bonito y se
agradece, nos parece perfecto. Además irán uniformados con la bata. Cualquier
agradecimiento o reconocimiento lo agradece todo el mundo. Buena parte de
nuestro sueldo es ese.
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