22 agosto 2017 (21.08.17) Diario Vasco
Sara Bosch, psicóloga especialista en víctimas de
terrorismo y trastornos postraumáticos.
Lo peor viene
ahora
“Para las víctimas,
lo peor viene ahora”.
Ese fue
el titular de una entrevista que me hicieron cuatro días después del 11M.
Cuatro días después de los atentados de Barcelona y Cambrils sigo diciendo lo
mismo. Y repitiendo que hay muchas más víctimas de las que desgraciadamente han
sido asesinadas o heridas. Porque no alcanzamos a entender todavía que el daño
psicológico es una herida tan legítima y sangrante como el físico. Ni
entendemos su dimensión ni su forma de evolucionar. Porque si lo entendiéramos,
no habría vuelto a pasar lo que pasa siempre: Psicólogos al teléfono, en
hospitales, centros de asistencia, aeropuerto, en la Ciudad de la Justicia... y,
seguramente, algún dispositivo específico durante un tiempo.
Todo
apunta a una buena cobertura psicológica. Pero no de todos. No duradera. Ni con
el alcance que se precisa. Como siempre. Sé de personas atrincheradas en sus
casas. Hay muchos que no llamarán a ningún teléfono. Que no irán con su
sentimiento de culpa, impotencia, con su temblor, su llanto, sus imágenes, su
ahogo… a buscar ayuda psicológica. ¿Ilógico? Nadie dijo que el cerebro en su
versión afectada lo fuera. Sé de otros que podrían llegar a ir cuando ya no
estén activados los dispositivos especiales. Las heridas psicológicas van a
otro ritmo. Y sé que hoy muchas de esas personas que sufren no saben que son
víctimas del terrorismo y que hay una ley que las ampara. Porque aún no ha
pasado el tiempo suficiente. Esperen un poco. Hasta que empecemos a hablar de
secuelas y de juicios. A todas les alcanzará el cobijo o el muro de esa ley. Espero
no ver una Asociación de Afectados 17A.
No
crean que sea casualidad que se autoorganicen. Y que acaben expresando
sentimientos de injusticia y abandono. Porque después de tantos años de
conocerlas, sé que un porcentaje de ellas no podrá demostrar – si su daño de
hoy no remite y deviene en lesión psíquica- que su trastorno psicológico es
real y que deriva del atentado. Si quisiéramos de verdad ayudarles, el
dispositivo psicológico sería otro. Al que quiera oír que oiga.
Parte
de lo peor viene ahora. La solidaridad se desvanece, los psicólogos de
emergencias se van, los teléfonos de atención se desactivan. Lo peor viene para
los que tendrán para siempre camas vacías mientras –como debe ser– se vuelven a
llenar de normalidad las calles de mi ciudad. Mientras en algunas casas a las
que ningún psicólogo irá, –porque nadie pensó en poner ese detalle en un
protocolo que deja muchísimo que desear– habrá personas despertándose por las
pesadillas y escondiéndose para llorar. Habrá personas recuperándose y otras empeorando.
Y de
éstas, alguna tardará más tiempo en pedir ayuda de lo que establece la ley que
nació para ayudarles. Hay nuevas víctimas que, para serlo, aún no saben que
tienen un plazo para acreditar su herida psíquica y demostrar que pudieron
morir. No están hoy por esos detalles. Ni nadie. ¿Dónde estaremos mañana para
ayudarles?
Opinión:
Han sido unos
días de numerosas peticiones de opinión por parte de muchos medios de
comunicación. Algunos los he(mos) podido atender directamente, bien a nivel
presencial o mediante las redes o el teléfono móvil.
Las razones
para tal alud de llamadas no es extraño: si se desea conocer la realidad de la
asistencia a víctimas del terrorismo, por mi parte son 30 años de trabajo
ininterrumpido y por parte de Sara Bosch son 25… así que lecciones, las justas.
Sara ha
podido organizar en menos de ocho horas un equipo de asistencia y seguimiento
psicológico compuesto por seis psicólogas voluntarias, como todos. Y ante la
avalancha de solicitudes de información, la oportunidad ofrecida por Vocento
para ofrecer la información en un artículo es de agradecer. Ese artículo es la
causa para muchas de las llamadas recibidas.
En el artículo
advertimos y denunciamos lo que se encontrarán muchos de los testigos presenciales
una vez hayan transcurrido varios días desde el atentado. Y nos consta que a
mucha gente no le agradará pero es la pura realidad… lo sabemos porque sumamos
55 años de experiencia y eso NADIE lo puede ni discutir ni mucho menos igualar.
El artículo
es de obligada lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario