27 agosto 2017
«Los imanes debemos
evitar que entren lobos al corral, pero algunos abren la puerta»
Abdelaouid Malik, Imán en
Sevilla
El papel de los imanes en las comunidades musulmanas copa
estos días la información a raíz de los atentados de Cataluña y la
radicalización de terroristas que había liderado el imán de Ripoll. La falta de
un control riguroso de esta figura no es algo, sin embargo, que sólo se esté
reclamando ahora por parte de las autoridades sino que son las propias
asociaciones islámicas las que llevan varios años pidiéndolo. La deriva de
alguno de estos líderes espirituales es «muy negativa para todos, pero sobre
todo para los propios musulmanes, que deben vivir con el estigma de que forman
parte de una religión violenta cuando no hay nada más lejos de la realidad».
Así lo subraya para ABC Abdelouaid Malik, un veterano imán
que ha estado 15 años dirigiendo rezos en la mezquita sevillana de Ponce de
León y desde hace más de un año lo hace para la comunidad Ishbilia, en Amate.
Conoce perfectamente no sólo el islamismo en Sevilla sino la importancia de su
figura como guía. «Entiendo todas las críticas — expone — que se están
produciendo porque proceden de un problema enorme que tenemos. Casi cualquiera
puede ser imán cuando es algo de gran responsabilidad. Hay que ser muy estricto
y que existan más controles para que no llegue el que sea a lanzar cualquier
mensaje radical. El imán debe ser un sabio, una persona muy preparada y que
sepa comunicar muy bien, no es sólo dejarse la barba y ponerse una túnica».
Abdelouaid Malik explica que «cada imán predica de una
manera y con un mensaje de fondo. Yo, por ejemplo, hablo de educación, de
trabajo, de los problemas cotidianos. De las cosas que la gente ve cada día y
que puede entender con facilidad. Otros se ponen a hablar del fuego, el cielo,
Abraham... aspectos que muchos hermanos no entienden porque, además, proceden
de un estrato social bajo. Yo intento ponerlo fácil y así hablamos de la vida
diaria y cómo encauzar las trabas de ésta. Con esa visión creo que es más
sencillo evitar desviaciones. Porque un imán está para eso, para ser una
especie de padre de todos los que asisten, saber quiénes son, de dónde vienen,
quiénes son nuevos, qué problemas tienen, en qué se les puede ayudar. Somos
pastores, guías, padres. Debemos cuidar el corral para evitar que entren lobos.
Y algunos les abren las puertas a los lobos precisamente con lo que predican.
Por eso debe estar todo más reglado y que los imanes estén bien preparados para
que ningún hermano se les escape y les coman el coco como a los de Cataluña. El
imán es como un entrenador de fútbol, debe saber qué puede ofrecerle cada
jugador y controlarlos bien para que ninguno se quede descolgado. Luego, las
normas del fútbol son las mismas para todos».
Malik recuerda que «el Corán es el Corán, es uno solo, pero
la forma en que se traduce, y sobre todo en que se transmite, está la clave. Y
en la manera de actuar y de vivir del propio imán, que debe ser ejemplar y
abierta, transparente. No puede ser ejemplar alguien condenado por traficar con
droga, como ha pasado con el de Ripoll». El imán de la comunidad Ishbilia
destaca que «es muy importante que los hermanos entiendan con mucha facilidad
los mensajes que lanzas. Y que desde luego no pueden tener nada que ver con la
violencia. Como todas las religiones, el Islam está basado en el amor, la paz,
la humildad y el respeto a los demás. Uno no es nada, no es más que un esclavo
de Dios y no desde luego no puede ni atacar a nadie ni mucho menos quitarle la
vida a nadie, eso está total y claramente prohibido. No se gana el cielo ni
mucho menos con eso, por favor... ¿Pero cómo explicar eso a quien sólo quiere
ver, saber y decir que todos los musulmanes son violentos? No es fácil, cada
vez lo es menos...».
Uno de los imanes más veteranos de Sevilla detalla la labor
crucial que ejercen para evitar «que alguno se desvíe» Una intensa vida en
comunidad La rutina diaria en una mezquita es bastante intensa y tiene siempre
como objetivo no sólo el rezo sino intensificar los lazos del grupo, la
búsqueda de una mayor integración y el conocimiento de los principales
problemas de los miembros de la comunidad. Por ello, se organizan actividades
los fines de semana y también debates y coloquios en grupos al término de los
rezos donde se tratan los temas que afectan. El imán preside la oración en las
cinco ocasiones diarias en que está prescrito por el Islam y que son el momento
central de la jornada. Muy especialmente, el sermón del viernes a mediodía, que
muchas mezquitas han dedicado esta pasada semana a las víctimas de los
atentados terroristas de Cataluña. «La vida social en la mezquita es muy rica y
nos tratamos como una gran familia — detalla el imán Abdelaouid Malik —. Vienen
las mujeres, los niños... y charlamos mucho cada día».
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