Se
cree que Satty viajó al extranjero para recibir asesoramiento del Daesh para
preparar los atentados
Los servicios antiterroristas de los
Mossos d’Esquadra aseguran ya tener «evidencias» de que el imán de Ripoll
Abdelbaki Es Satty, que se sospecha que está entre los dos o tres fallecidos de
la explosión del miércoles en Alcanar, sometió a una docena de jóvenes del
pueblo a un proceso acelerado de radicalización para convertirlos en yihadistas
que duró menos de un año y que fue plenamente exitoso.
Los especialistas del cuerpo autonómico
revelaron ayer que Es Satty usó la nueva mezquita del pueblo que dirigió
durante unos meses como gancho para captar a los futuros terroristas, pero que
luego continuó el adiestramiento de los jóvenes marroquíes, casi todos menores
de 30 años, fuera del entorno del centro religioso para evitar infiltraciones.
«Fue una operación de captación, adoctrinamiento, radicalización y
entrenamiento militar» muy medida y «alejada de cualquier improvisación» que
lleva el marchamo del Daesh, según explican mandos del operativo. Es Satty
llegó a Ripoll en 2015, pero no comenzó, ni mucho menos, su labor de captación
de yihadistas de inmediato, aunque sí que mantenía ya contactos con el más
radical del pueblo, Moussa Oukabir, muerto a tiros en Cambrils y
que por entonces apenas contaba con quince años. Su plataforma para reclutar
mártires para sus planes de llevar a cabo la cadena de atentados mayor de
Europa no llegó hasta 2016 cuando aprovechó las disputas internas en la
comunidad musulmana del pueblo sobre la posibilidad de abrir una segunda
mezquita para encabezar la idea de alquilar un nuevo local más grande. El año
pasado, uniendo dos garajes, se creó la mezquita Annour y Abdelbaki Es Satty se
hizo de inmediato con el control del centro. Sus mensajes públicos –apuntan los
Mossos– no eran salafistas, ni siquiera radicales. Es Satty se cuidó mucho de
no exponerse a seguimientos policiales por su extremismo desde el púlpito. El
imán se volcó desde el verano pasado en los más jóvenes de la comunidad y
durante meses dio clases coránicas y de árabe a decenas de menores. Allí
conoció hace un año a la totalidad de los que convertirían en su célula
terrorista. El grupo era bastante cerrado. Muchos de ellos eran familia (los
Oukabir, los Abouyaaqoub, los Hichami o los
Aalla...) y el colectivo estaba muy cohesionado.
Un cultivo ideal para la
captación.
Los futuros yihadistas solo
frecuentaron de manera asidua la mezquita hasta finales de 2016. Es Satty, de
inmediato y tras su captación, les fue apartando de la comunidad de Annour para
evitar las infiltraciones. Es Satty. Viaje al extranjero El imán despareció
unos meses entre finales de 2016 y principios de 2017. A algunos les dijo
que se marchaba a Bélgica y a otros que iba a visitar a su mujer y a sus hijos
a Marruecos. Los Mossos creen que, en realidad, fue al extranjero a recibir
órdenes y preparar la logística de los atentados con apoyo directo de expertos
de Daesh. Sea como fuere, desde principios de 2017 Es Sattty y algunos de sus
acólitos comenzaron a frecuentar la casa de Alcanar pero ni él ni la docena de
jóvenes que ahora están muertos, detenidos o huidos volvieron con asiduidad por
la mezquita de Annour. Durante meses el imán trabajó en la preparación de los
atentados. Es, sin duda, una pieza central de la célula, pero los
investigadores creen que no era el máximo responsable del grupo. Los Mossos
investigan ahora su paso por la cárcel de Castellón y los contactos que mantuvo
allí.
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