31
agosto 2017
Corrupción, terrorismo y Catalunya
El
Congreso de los Diputados reemprendió ayer la actividad
parlamentaria con un debate extraordinario sobre el caso Gürtel,
relativo a la trama corrupta que prestó servicios al Partido
Popular. La sesión se convocó a instancias de la oposición, que
negó al presidente su idoneidad para el cargo. Pero a su término
Rajoy, que logró pasar varias veces por la tribuna sin citar por su
nombre a la Gürtel, a Correa o a Bárcenas, parecía indemne. Como
si la corrupción fuera un meteorito que devastó su entorno
inmediato sin rozarle un pelo a él. Si, según dijo, la de ayer era
la ocasión número 52 en la que acudía a la Cámara para abordar el
asunto de la corrupción, y a la vista de los leves rasguños con los
que dejó el hemiciclo, habrá que concluir que Rajoy es inmune a los
efectos de esta lacra que persigue a su partido. Lo cual sería una
noticia inquietante para el país, que precisa una regeneración de
la vida pública, y comprueba atónito la destreza del presidente a
la hora de ponerse de perfil. Y sería una mala noticia para la
oposición, que no ha conseguido involucrar al líder del PP en los
numerosos casos de corrupción –Gürtel, Púnica, Palma Arena...–
en los que sí está enredada la formación conservadora.
Margarita
Robles, que ayer ejerció como portavoz socialista, tuvo un rifirrafe
con Rajoy, que sacó a colación –inoportunamente– el papel en el
caso Lasa Zabala de la juez y política. Esta tuvo que recordarle que
fue gracias a su testimonio que los asesinos de los etarras fueron
puestos a disposición judicial. A su vez, Pablo Iglesias, líder de
Podemos, efectuó preguntas concretas y pertinentes a Rajoy, que este
sorteó. Y Albert Rivera, líder de Ciudadanos, anunció que su
partido registrará en breve un proyecto de ley para limitar los
mandatos presidenciales. A todos ellos escuchó y respondió Rajoy
sin sufrir heridas de consideración.
El
presidente del Gobierno es un parlamentario con muchas conchas, ducho
en la evasiva y el contraataque. Ayer, por ejemplo, reprochó a la
oposición que en la actual coyuntura –se refería al atentado
yihadista en Barcelona del pasado día 17 y al proceso soberanista
catalán– se ocupara de la corrupción. Como diciendo que había
temas más urgentes sobre la mesa. Quizás no le faltara razón.
Pero, si así fuera, cabe preguntar por qué no se convoca un pleno
extraordinario sobre la cuestión catalana. No será por falta de
consenso acerca de la urgencia del tema. El propio Rajoy ha
presentado el desafío independentista como una prioridad. Y, aunque
diga que no hará nada al respecto hasta pasado el 1-O, sabe que,
cada día que pasa, la inacción política es más peligrosa y
amenaza más su futuro y el de todos.
Opinión:
Del artículo como tal no entraré a opinar sobre el transfondo político de la comparecencia de Rajoy o de uso que se ha hecho de los atentados del 17 de agosto.
Pero leer la gran
frase la de “como si la corrupción fuera un meteorito que devastó
su entorno inmediato sin rozarle a el”... me recuerda a alguien que
explicaba haber estado en un atentado y que pese a estar rodeado de
heridos no había sufrido un solo rasguño “por que la virgen le
cubrió con su manto”.
Y
lo mas alucinante es que hay quien se lo cree...
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