05 marzo 2015
Condenar el terrorismo
La autora recuerda que
aunque los atentados de ETA hayan cesado, la banda armada no se ha disuelto y
afirma que sus herederos políticos gobiernan varios ayuntamientos.
Eta ya no mata, pero no se ha
disuelto. Los herederos políticos de ese mundo fueron legalizados pero no han
condenado la historia del terror y acoso a los que no piensan como ellos.
Gobiernan muchos ayuntamientos, incluido el de Donostia-San Sebastián y la Diputación Foral
de Gipuzkoa. Es fundamental para ETA y su entorno no condenar la historia del
terror y, a ser posible, conseguir impunidad para los presos de ETA, pero les
interesa hacer esto con palabras llenas de almíbar que confundan los planos de
sus responsabilidades y las difuminen. El ejercicio de trile lingüístico y
sentimentalismo básico se despliega con todo su esplendor ante nosotros: esta
semana se hace en el Parlamento Europeo, donde ha hecho su aparición el
colectivo de familiares de presos etarras, Etxerat.
Podemos y debemos preguntarnos si
esa opción es la más adecuada para el futuro de la convivencia en el País Vasco
y en Navarra. En mi opinión resulta fundamental para la democracia española
respetar y hacer respetar la ley y no caer en la trampa de pactar un relato
merengoso sobre nuestra historia reciente.
La necesidad de ley y verdad
histórica, frente a un relato y una política penitenciaria amañada tiene que
ver con la posibilidad de la regeneración de un tejido social y político muy
dañado que no puede producirse sobre nuevas mentiras que se escriban y digan
sobre el miedo antiguo.
Repasemos los antecedentes. La
estrategia de acoso y estigmatización en el País Vasco y buena parte de Navarra
contra los no nacionalistas y los policías y guardia civiles y sus familias
amedrentó a buena parte de la población. Florencio Domínguez asegura en uno de
sus libros fundamentales que la historia de los últimos 25 años del País Vasco
no podrá entenderse en toda su complejidad si no se tiene en cuenta un factor
que la atraviesa a lo largo de este periodo: “El miedo, oculto y negado las más
de las veces” y “distorsionador de la vida pública” al “alterar valores
sociales básicos y el comportamiento de los ciudadanos”. Florencio Domínguez
hablaba hace 12 años en Las Raíces del Miedo de “una sobrerrepresentación de
las opiniones y actitudes del nacionalismo”. No ha cambiado.
En 37 años, sobre esos mimbres ha
avanzado la deslegitimación del Estado y de la nación española en el País Vasco
y Navarra. Durante la mayor parte de este tiempo el nacionalismo gobernante
mantuvo una actitud ambivalente hacia los perseguidos porque especialmente en
los años 80 y 90 le repugnaban mucho los no nacionalistas y porque los asesinos
de ETA pertenecían, en muchos casos, a familias socialmente más cercanas a
ellos.
Debe resultar muy doloroso
descubrir un día que aquellos a los que estamos unidos por la sangre son
asesinos fanáticos, como debe serlo descubrir que son violadores o pederastas.
Pero con la inversión de valores del País Vasco los familiares de los asesinos están
más integrados que las víctimas que han provocado y pueden considerarlos
héroes.
Nunca se creó una asociación de
familiares que abogase por que sus seres queridos condenasen el terror y
ayudaran a reparar el daño causado. Al contrario, Gestoras Pro Amnistía fue
ilegalizada en 2001, como Askatasuna, en 2002, por ser parte integrante de ETA.
Etxerat eludió la ilegalización pero algunos de sus actos han sido prohibidos
por “encubrir actos de homenaje a diversos presos de ETA”.
Etxerat proclama que en España
hay presos políticos. Eso supone la deslegitimación de la democracia e implica
que el asesinato de las víctimas fue válido y su vida no significa nada. Esa
profunda mentira lo contamina todo, contamina el falso humanitarismo que puede
por los presos de ETA que cumplen condena. Y no hay empatía en ellos sino un
profundo sarcasmo al decir que están dispuestos a hablar de sufrimiento. Sin
condena del terror es un gran timo.
Maite Pagazaurtundúa
Opinión:
Puedo coincidir en muchas de las
opiniones expuestas por Maite Pagaza en su articulo, pero como victima directa
de un atentado terrorista y gracias a los 27 años de contacto permanente con
otras muchísimas victimas, debo recordar que la historia la escribiremos
nosotros, aquellos ciudadanos y ciudadanas que hemos sabido escapar de las
luces y las sombras partidistas para trabajar en pro de un objetivo común:
conseguir que nadie mas sufra lo que ya hemos sufrido otros.
Digo esto porque parece que hay
quien se empeña en predicar a los cuatro vientos que la historia la están
escribiendo los asesinos y su entorno y estoy convencido de que ello no es así,
pese a que algunos lo crean. Cuando hablo sobre el tema con aquellos ciudadanos
anónimos, que son muchos y muy interesados en conocer otras opiniones, me doy
cuenta que la versión que otros cuentan no arraiga en la retina de quien quiere
escuchar y estar enterado de la realidad social. Y me alegro de ello…
Y por mucho que le pese a
algunos, explicar que hemos vencido a la banda terrorista ETA es parte de mi
labor y de la de otras muchas victimas directas del terrorismo. Di-rec-tas y
reconocidas en sentencia, no como otras que llevan años inventándose secuelas
que no han sufrido…
Mayte y un servidor las conocemos
muy bien…
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