02 julio 2017
Eulogio
Paz A día de hoy el Partido Popular no ha pedido perdón por su desastrosa
gestión del 11-M
El presidente de la Fundación 11M Afectados
Terrorismo recordó la nefasta gestión del PP en el 11M y la incomprensible
mentira de la 'mochila de Vallecas'
Cometería una injusticia si me pusiera a enumerar los
nombres de muchos de los asistentes y omitiese alguno, dado que son muchos los
representantes de diferentes entidades, asociaciones, instituciones, grupos
políticos y sindicales, así como de organismos de Protección Civil (sanitarios,
bomberos) y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Es por eso que
agradezco a todos vuestra asistencia. Bien es cierto que es un acto que, en
líneas generales, y con alguna excepción, hemos circunscrito al Distrito de
Puente de Vallecas y Vallecas Villa, por lo que sí quiero agradecer
especialmente al Concejal Presidente del Distrito Puente y Villa de Vallecas, Francisco
Pérez Ramos, su colaboración para llevar a cabo este acto en el
Centro Cultural del Pozo del Tío Raimundo, así como agradecer también a la Asociación de Vecinos
del Pozo del Tío Raimundo su inestimable ayuda, y a la Escuela de Hostelería del
Sur que ha colaborado con nosotros. Sí que también por ser nosotros una
Asociación surgida como consecuencia del terrorismo, queremos agradecer la
presencia de la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo y la presencia
de Florencio
Domínguez, del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo,
así como la presencia de nuestra anterior presidenta Pilar Manjón.
Como hemos dicho en la nota de
invitación que hemos hecho, celebramos este evento para otorgar el Premio
'Por la Memoria
y la Paz' que nuestra Asociación 11-M Afectados
del Terrorismo ha creado y que se otorgará anualmente a entidades,
asociaciones, organizaciones y particulares que se hayan distinguido por sus
méritos en la lucha contra todo tipo de violencia y terrorismo, incluyendo por
lo tanto en nuestro caso a quien o quienes hayan tenido una significación
especial y relevancia importante como consecuencia de los atentados del 11 de
marzo de 2004. El Premio es obra de Laura Galindo Sánchez.
Este Premio que hemos creado no es
una ocurrencia que hayamos tenido en una calurosa noche de verano y hayamos
dicho: como no tenemos nada que hacer, vamos a hacer un Premio. No, el Premio
es una actividad más junto con otras actividades que realizamos englobadas
dentro del Proyecto de Concienciación, como son: Edición de libros y folletos;
Creación de un Archivo del Recuerdo -un catálogo de monumentos y espacios
dedicados al 11-M-; Conferencias y Coloquios en colegios, institutos y
universidades u otros sitios donde seamos requeridos. Un Proyecto de
Concienciación con el objetivo de educar y prevenir la radicalización violenta
que pueda desembocar en terrorismo y que ha de tener como base la Memoria del 11-M, el
relato de lo ocurrido. Una memoria y un relato que en los colegios, institutos
y universidades ha de narrarse con objetividad. Sabemos del sufrimiento, pero
no vamos a quedarnos instalados sólo en la dolencia y el malestar. Nuestra
tarea es trabajar por el bienestar de las víctimas del 11-M. Pero tampoco
debemos construir la Memoria
del 11-M como una novela en rosa, como un relato edulcorado que omita hechos
como los que estamos recordando hoy, por muy crudos y dolorosos que sean. No
podemos dejar de decir cosas por mucho que haya algunos que se sientan molestos
e interpelados.
Los atentados del 11-M como actos del terrorismo yihadista
y por lo tanto la narración del yihadismo como concepto para nombrar a las
ramas más violentas dentro del islam político o islamismo,
distinguiéndose éstas por la brutal utilización del terrorismo, en nombre
de una pretendida yihad, a la cual sus seguidores llaman una «guerra
santa» en el nombre de Alá.
Los atentados del 11-M en el contexto en el que se
producen: la intervención en la guerra contra Irak en la que se involucra el
Gobierno de España, presidido por José Mª Aznar, en contra de la opinión
mayoritaria de la sociedad.
La mentirosa y desastrosa gestión
tras los atentados que hace el Gobierno de España, presidido por José Mª Aznar.
La invención de diferentes teorías de la conspiración del 11-M
por parte de determinados políticos y determinados periodistas, creando una
profunda y grave división en la sociedad, y causando, además de las víctimas
asesinadas y heridas por los propios atentados, otras víctimas que a los
conspiranoicos les servían de diana, de pim pam pum, frustrados éstos porque
veían cómo, una a una, sus patrañas se iban desmontando.
Una de estas víctimas es quien hoy
recibe este primer Premio de nuestra Asociación: Rodolfo Ruíz Martínez
-comisario del Distrito Puente de Vallecas aquel 11 de marzo de 2004-, cuya
labor ha sido falseada hasta la saciedad por los teóricos de la conspiración
del 11-M con la tristemente famosa “mochila de Vallecas”. La teoría de la conspiración del 11-M es
un monstruo de muchas cabezas: periodistas como Pedro
J. Ramírez, Casimiro
García-Abadillo y Federico
Jiménez Losantos, por citar sólo algunos de los más relevantes;
medios de comunicación como El Mundo, La Cope , Telemadrid y Libertad Digital; y políticos
dirigentes del Partido Popular como Ángel Acebes, Eduardo Zaplana, Juan Ignacio
del Burgo, Esperanza Aguirre y María Dolores de Cospedal -entre
muchos otros-, que durante años han formado un tándem urdidor de falacias en
torno al 11-M. El Partido Popular alimentó la teoría de la conspiración del
11-M con cientos de preguntas parlamentarias intentando vincular a ETA con el
11-M o acusando a Zapatero de ocultar la autoría del 11-M. Preguntas en el
Parlamento que luego los medios de comunicación conspiranoicos se encargaban de
amplificar.
Quiero dejar claro que estoy diciendo ahora mismo no ha de
entenderse como un análisis político. El premio se denomina 'Por la Memoria y la Paz'. Por lo tanto, ha
de entenderse como un ejercicio de Memoria, porque con el ejercicio de la Memoria se transita hacia la Paz.
Entrevistado por El Mundo el 13 de
marzo de 2004, Mariano Rajoy, actual
Presidente de Gobierno, decía: “Tengo
la convicción moral de que fue ETA”.
Mariano Rajoy en el Foro de El
Mundo el 10 de octubre de 2004 decía: “No me creo que los detenidos por el 11-M
organizaran los atentados”
El 13 de marzo de 2006, una noticia
de El Mundo decía: “Rajoy cree que podría anularse el sumario del 11-M si “la
mochila de Vallecas” no estaba en los trenes.”
El 28.10.2010, Mª Dolores de
Cospedal, en la actualidad Ministra de Defensa, fue entrevistada por el
director de El Mundo Pedro J. Ramírez en Veo 7 y dijo: “Cuando el PP llegue al
Gobierno va a ‘ayudar a que se conozca toda la verdad’ sobre el 11-M”.
María Dolores de Cospedal, en marzo
del 2013, no tenía reparo en una intervención suya en el Fórum Europa en pedir
conocer “toda la verdad” sobre los atentados terroristas del 11 de marzo de
2004.
El Partido Popular regresó al
Gobierno en 2011. Entiendo que en seis años de Gobierno ya han tenido tiempo
Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal de “conocer la verdad” que pedían.
Conocerla y contárnosla, claro, pero nada de nada. Su
dicho de que cuando estuviesen en el Gobierno íbamos a “saber la verdad” sólo
eran fuegos de artificio electorales. No
puede decirnos nada nuevo porque lo que saben era lo que ya sabíamos a través
de la sentencia del Tribunal Supremo.
Conviene decir que al día de hoy el
Partido Popular ni por boca de José María Aznar ni por boca de Mariano Rajoy ha
pedido perdón por la desastrosa y mentirosa gestión tras los atentados del
11-M.
Como he dicho antes, la teoría de
la conspiración del 11-M es un monstruo de muchas cabezas. Y una de ellas ha
sido la de orquestar una campaña de desprestigio personal y profesional de D.
Rodolfo Ruíz Martínez, comisario del Distrito Puente de Vallecas el día de los
atentados, intentado hacer creer a la opinión pública y a la sociedad que
detrás de los atentados estaba él, refiriéndose a él como “el comisario que
había salido de una comisaría con una mochila al hombro”. Una campaña de
insultos, difamaciones y linchamiento mediático que produjo un gravísimo
quebranto a él y a su familia. Y todo porque los propagandistas de esas teorías
decían que la mochila hallada en la comisaría de Vallecas la había colocado él
allí para desviar la atención sobre los autores del atentado.
Desde luego, nadie mejor que Rodolfo puede relatar lo
ocurrido desde su experiencia personal. Yo voy a tratar de resumir brevemente
lo ocurrido acerca de la “mochila de Vallecas”, porque la mochila de Vallecas
se convirtió en el ADN de los atentados, se convirtió en la clave de la
explicación y aclaración de la operativa de los atentados. Fue la única de las
colocadas en los trenes que no explosionó y que iba a dar pistas
cruciales para detener a los islamistas, algunos de los cuales luego se
inmolaron en un piso de Leganés acorralados por los GEO.
La historia de 'la mochila de
Vallecas'
El 11 de marzo, pasadas las 15
horas el policía con carné profesional nº 24.420, de la Comisaría de Puente de
Vallecas, recibió la orden del jefe de su grupo de que, junto a otros tres
compañeros se dirigieran con dos furgonetas de mediano tamaño a la estación de
El Pozo a recoger los efectos recuperados del tren, que habían sido metidos en
grandes bolsas de plástico.
En la estación, cargaron entre 12 y
14 bolsones por furgoneta, ordenándoseles que los llevaran a la Comisaría de Villa de
Vallecas. El jefe de guardia se negó a hacerse cargo de los efectos por lo que,
sin solución de continuidad los dos vehículos, con los cuatro funcionarios de
policía y las bolsas, reemprendieron la marcha hasta la Comisaría de Puente de
Vallecas.
Una vez de regreso en el lugar del
que habían salido, el comisario jefe de la comisaría les mandó
que llevaran los efectos a IFEMA -el Instituto Ferial de
Madrid-, hacia donde partieron ya avanzada la tarde. En IFEMA, los efectos
fueron depositados en el pabellón 6,
a la derecha de la entrada, en un lugar acotado junto a
un muro, con un cartel que indicaba su procedencia, quedando bajo la custodia
de la Unidad
de Intervención Policial.
Esa misma tarde, el comisario de la Comisaría de Puente de
Vallecas se enteró de que la Juez
del Juzgado de instrucción nº 49 de Madrid, que estaba auxiliando en el
levantamiento de cadáveres y en la recogida de vestigios y efectos al Juzgado
de instrucción nº 6, había ordenado que los efectos se depositaran en la Comisaría de Puente de
Vallecas y no en IFEMA por lo que, ya de noche, fueron recogidos los efectos de
IFEMA y llevados a la comisaría. Allí se inventariaron por cuatro funcionarios
divididos en dos grupos.
En torno a la 01:30h., ya del 12 de
marzo, la funcionaria 88.163 extrajo de una bolsa de deportes
que estaba en el fondo de uno de los bolsones de basura un teléfono móvil,
viendo que de él salían unos cables, por lo que, alarmada, se lo comunicó a la
subinspectora de servicio –número 66.875– que suspendió inmediatamente el
inventario, desalojó la comisaría y avisó a los especialistas.
Personados en el lugar los
subinspectores especialistas en desactivación de explosivos de la Brigada Provincial
de Información de Madrid, hicieron una inspección técnica de la bolsa, que
contenía un dispositivo explosivo, por lo que decidieron trasladarla al parque
Azorín, cercano a la comisaría, para intentar desactivarla con el mínimo
riesgo.
Una vez en el parque, se hizo una
radiografía que salió velada, por lo que el artificiero nº 64.501, que era el
operador nº 1, hizo una segunda. Ésta no le proporcionaba información
suficiente para la desactivación, pues el artilugio no tenía una estructura
lógica y sólo se apreciaba una maraña de cables que se perdían en una zona
oscura que era la masa explosiva.
Finalmente, la bomba fue
desactivada, conteniendo un mecanismo temporizado y de iniciación eléctrica
proporcionado por un teléfono móvil marca Mitsubishi Trium con dos agujeros en
la carcasa de los que salían dos cables de color azul y rojo que iban a un
detonador de cobre que estaba introducido dentro de 10.120 gramos de
dinamita plástica. Además contenía 640 gramos de tornillos y clavos para que
actuaran como metralla, y un cargador válido para el móvil Trium. Este
artilugio explosivo era en su concepción, composición y estructura igual a los
hallados en el primer vagón del tren de Atocha y en el vagón número 3 del tren
de El Pozo, que explosionaron ambos al intentar los técnicos desactivarlos. Un
estudio posterior en laboratorio determinó que el artilugio no explosionó
porque uno de los cables que partían del teléfono estaba desconectado. El cable
estaba pelado en su extremo y torcido, como si estuviera empalmado a otro.
Durante el juicio, varias
defensas alegaron que no se había acreditado la “cadena de custodia”,
de modo que la mochila “podía haber sido puesta por cualquiera”. El juicio
demostró que las partes mezclaban hechos e incurrían en contradicciones. Nadie
aportó ni el más mínimo indicio de que la bolsa pudiese ser colocada a
propósito para hacer culpables a los islamistas.
“Los tribunales no pueden atender a
especulaciones, insinuaciones, elucubraciones o hipótesis basadas en hechos
negativos que no han sido explícitamente planteados y de los que no aportan el
más mínimo indicio”, aclaraba la sentencia. “El Tribunal no tiene duda
razonable alguna sobre la autenticidad de la bolsa de deportes conteniendo un
artilugio explosivo, que fue desactivada en la madrugada del día 12 de marzo en
el parque Azorín de Madrid, ni de su procedencia: la estación de El Pozo”.
Cuatro policías que declararon en
el juicio aseguraron que “desde El Pozo hasta Ifema en ningún momento pierden
de vista los objetos, que estos siempre estuvieron dentro de las furgonetas
hasta llegar a Ifema y que allí las colocaron en el pabellón 6, en un lugar
acotado con un cinta y con un cartel haciendo constar su procedencia”. “Desde
luego, el hallazgo fue casual y no previsto, puesto que lo que se inventariaba
eran objetos y efectos de las víctimas con el fin de remitirlos nuevamente a
Ifema y hacer entrega de ellos a los familiares”, dice la sentencia.
La sentencia respalda la
instrucción realizada por el juez de la Audiencia Nacional ,
Juan del Olmo, y las investigaciones policiales. El
tribunal no duda de la autenticidad de la “mochila de Vallecas” -que
contenía un artefacto explosivo recuperada entre los efectos sacados de los
trenes y cuya desactivación fue clave para la investigación de los atentados-,
ni de su procedencia, la estación de El Pozo. El presidente del tribunal,
Javier Gómez Bermúdez, ha declarado que no se rompió la cadena de custodia de
la furgoneta Renault Kangoo localizada en Alcalá de Henares y de la mochila, ya
que los agentes que recogieron todos los efectos en la estación de El Pozo no
los perdieron de vista desde que los llevaron al pabellón de IFEMA y luego a la Comisaría de Puente de
Vallecas.
No obstante, considera extravagante
el periplo que recorrieron los efectos, pero cree que se debió a una mala
coordinación comprensible el día de los atentados. El tribunal “no ha
encontrado indicio alguno” sobre la tesis mantenida por algunas defensas de que
la mochila pudo ser colocada allí posteriormente. “La prueba es auténtica”.
Opinión:
Como siempre y contrariamente a otros presidentes y
presidentas inventores de historias, Eulogio Paz aporta PRUEBAS a todo lo que
dice, sin cortarse ante nada porque, se quiera o no, cuando se tienen pruebas y
documentos hay que ir con la verdad por delante hasta el final.
Es un excelente resumen de lo ocurrido desde aquel maldito
jueves 11 de marzo de 2004 hasta nuestros días…
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