14 julio 2017
«Cada día esperaba a que a nena marchara á escola para poder chorar»
El Ayuntamiento de Oza-Cesuras dedica una calle a Benedicto
García Ruzo, guardia civil asesinado en Irixoa en 1989
Benedicto
García Ruzo salió en el periódico en 1987. Su
nombre se incluía en un pequeño anuncio del Ayuntamiento de Oza dos Rios en el
que se le concedía la licencia para construir una vivienda junto a la iglesia
de Cuiña. Benedicto tenía planeado llevar allí a su mujer y a su hija y
sacarlas así del cuartel de Irixoa, donde
trabajaba como guardia civil.
Treinta años después, la casa está a medio construir, comida por la maleza y
sin plan de acabarse. Porque Benedicto García Ruzo volvió a salir en el
periódico dos años después, y esta vez en portada. Fue asesinado en un atentado
del Exército Guerrilheiro muy cerca del cuartel. En la
madrugada del 2 de febrero de 1989 acudió al rescate de las víctimas de un
accidente de tráfico. Pero el
siniestro era un montaje de los terroristas y las víctimas acabaron siendo él y su compañero, Antonio
Freire, quien consiguió salvar la vida pese a los seis
disparos recibidos.
Benedicto murió en aquel ataque y, casi tres décadas después,
una modesta Administración como es el Ayuntamiento de Oza-Cesuras rescata su
nombre del olvido. Este sábado inaugurará una calle con su nombre, para lo que
han convocado la presencia de su viuda, Teresa Senlle, y la hija, Carmen
García, con 34 y 9 años en el momento del atentado. Ambas fueron arropadas en
aquellos actos fúnebres del cementerio de Bandoxa, de donde era natural
Benedicto, en un funeral lleno de autoridades: González Laxe, como presidente
de la Xunta ;
Luis Roldán, como máximo responsable de la Guardia Civil ; y el
actual presidente de la Conferencia Episcopal , Ricardo Blázquez, presidiendo la
ceremonia religiosa.
«Eu
estaba nunha nube, entereime de pouco», recuerda Teresa. Pero si algo no olvida es que le
llovieron promesas de que no debía preocuparse por nada, que se le ayudaría y
se le daría incluso una vivienda. «Ate viñemos ver unha á Coruña pola zona de San
Pedro de Mezonzo».
Pero las promesas se difuminaban al mismo ritmo que el nombre de Benedicto
García Ruzo desaparecía de los periódicos. «Ao
final, nada: no enterro e nos días seguintes todo eran promesas, pero despois
só oía “vuelva usted mañana”», relata
Teresa en su casa a las afueras de Cee. Porque de allí es ella y allí tuvo que
regresar tras año y medio extra en el cuartel, donde vio que ya no pintaba
nada: «Era duro ver os gardas e preguntarme cada día
por que o meu home xa non estaba».
Antes de instalarse en Cee sí vivió en un piso de A Coruña de
su propiedad pero sufragado por ella misma con la pensión de viuda. «E
freguei casas, e coidei nenos...». Cuando su hija Carmen cumplió los 23 regresaron a Cee.
Teresa construyó una casa a escasos metros del cementerio de Toba, donde
descansan los restos de su marido.
-¿Pero non foi enterrado en Oza dos Ríos?
-Aos dous anos xa o trouxen aquí
comigo. Tiven que facer bastantes trámites porque o corpo aínda non estaba
descomposto, e facer a sepultura, que non tiña.
Así que Teresa cruza la carretera para llevar flores al menos
dos veces al mes. Un gran retrato de Benedicto preside el salón de la casa. En
el recibidor hay una placa firmada por Luis Roldán que honra «su
memoria por su sacrificio en favor de la sociedad». Pero su memoria solo permanece viva
en este hogar de la Costa da Morte, donde
ejerció de guardia civil en el cuartel de Corcubión al tiempo que iniciaba su noviazgo con
Teresa.«Era moi boa persoa,
e a filla foi a mellor herdanza que me puido deixare: a rapaza é coma el», relata la viuda, a la que el
tiempo amortiguó el dolor hasta transformarlo en una pena eterna. «Os
primeiros anos era terrible, cada día esperaba que ela marchara á escola para
poder chorar, e se me descubría lle dicía que me doían as moas».
Cambio de colegio
Hoy su hija es ya una mujer y madre
de Nerea, la nieta de Teresa que ilumina la casa en cada visita. Todas
recuerdan que Carmen se llevó lo único positivo de aquella desgracia. Tras el
atentado aceptó la oferta de ser traslada al colegio de Atocha de Betanzos,
donde pasó curso y medio antes de instalarse en A Coruña. Pero tampoco se lo
deben a ninguna Administración sino al teniente Amador, uno de los muchos
compañeros del cuartel que arroparon a la familia. «O defunto do meu home sempre dicía:
“Non lle deixo un peso á filla, pero quérolle dar unha boa cultura e
educación”, e iso quedoume gravado», dice Teresa.
«Evitou ser
trasladado ao País Vasco e vénme morrer á porta da casa»
Sabe que fue el Exército
Guerrilheiro y poco más. No quiere oír nombres de los que perpetraron aquel
crimen. «Sabes que de debaixo da lápida non
saen pero do cárcere si, non quero saber nada deles, nin que lles vaia ben nin
que lles vaia mal. Mataron ao meu home e
esnaquizáronme a min no mellor da miña vida, que me cortaron as
ás con 34 anos, que parece que non pero aínda era unha cría», relata con un tono de
indignación. Cada atentado posterior de ETA a
miembros de la Guardia
Civil avivaba las llamas de su duelo. Dice que Benedicto, que
murió con 45 años, nunca había recibido amenazas, y que había conseguido evitar
ser destinado a los cuarteles más comprometidos. «É o destino. Evitou dúas veces ser
trasladado ao País Vasco e vénme morrer á porta da casa».
Opinión:
Excelente información la que me remite otra víctima residente en Galicia y que acredita hasta qué punto existen diferencias entre víctimas del terrorismo. Es conocido que entre víctimas de una misma banda terrorista existen esas diferencias de trato y de reconocimiento pero lo que publicaLa Voz de Galicia muestra que las
diferencias de trato dirigidas a víctimas de otras bandas terroristas son
constantes e inhumanas-
La misma queja que algunas víctimas llevamos años denunciando… por desgracia, otras que tendrían el poder (y la obligación moral) de hacerlo prefieren ir organizando actos a mayor gloria de los políticos de turno, especialmente de aquellos con los que coinciden en proyectos, propósitos, objetivos e ideología.
Excelente información la que me remite otra víctima residente en Galicia y que acredita hasta qué punto existen diferencias entre víctimas del terrorismo. Es conocido que entre víctimas de una misma banda terrorista existen esas diferencias de trato y de reconocimiento pero lo que publica
La misma queja que algunas víctimas llevamos años denunciando… por desgracia, otras que tendrían el poder (y la obligación moral) de hacerlo prefieren ir organizando actos a mayor gloria de los políticos de turno, especialmente de aquellos con los que coinciden en proyectos, propósitos, objetivos e ideología.
Pero que no cunda el pánico… la frase más repetida es
aquella de que “TODOS somos víctimas del terrorismo”.
Venga ya…
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