13 julio 2017
Sube
uso de víctimas del terrorismo, se mantiene Venezuela
El PP ha dispuesto de 20 años para hacer homenajes a Miguel
Ángel Blanco y pedir declaraciones institucionales del Congreso. Alguien
debería explicar qué es diferente hoy a hace 10 años
Los textos de sociología, ciencia política y periodismo
estudiarán en su día el descomunal montaje que las élites españolas han hecho
con Venezuela y Podemos
Lo que está llegando a extremos
extraordinarios es el papel de los medios que actúan de soporte
Es como un termómetro que permite en España detectar el
volumen de pufos del poder a tapar. Hoy, la utilización de las víctimas del
terrorismo se mantiene en máximos, baja algo Venezuela y sube Catalunya. Tema
eterno que proporciona exaltación y votos con un mínimo esfuerzo. En realidad,
los tres, en su conveniente dosis y combinación, les dan mucho mucho juego.
Ahora el filón del terrorismo, de
sus víctimas, se abre de nuevo. Y alguien debería explicar qué es diferente hoy
a hace 10 años, en el primer gran aniversario. El PP –que utilizó el nombre de
Miguel Angel Blanco para financiarse ilegalmente con la Gurtel , -según la policía–
pasa lista de adhesiones a la figura del concejal de su partido asesinado por
ETA en 1997. Se atreve a cargar de gruesos insultos a la alcaldesa de Madrid,
Manuela Carmena, porque pretendía organizar un acto conjunto con las víctimas
del terrorismo, sin hacer distinciones. Al final cedió, parcialmente, en la
pancarta que le exigían, le tienen bien pillado el punto. Pero eso no le ha
evitado abucheos de las huestes aleccionadas. Cifuentes, presidenta de Madrid,
la primera en azuzarlas, hoy los rechaza. El PP no tiene el menor escrúpulo en
seguir utilizando lo más venerable para sus fines. Y su largo brazo mediático
machaca de la mañana a la noche con el mensaje.
Hace 10 años, el recuerdo fue
limitado, muy limitado. La AVT
(Asociación de Víctimas del Terrorismo) colocó un gran mural en la plaza de
Colón de Madrid y hablaron la hermana de Miguel Ángel Blanco, el entonces
alcalde Ruiz Gallardón y Ángel Acebes, éste de ETA, siempre de ETA, solo de
ETA. El Rey Juan Carlos y Mariano Rajoy hicieron declaraciones en sendos actos
en los que participaban sin relación con el hecho. Poco más.
Rajoy cargó duramente contra “la
política antiterrorista de Zapatero” como solía ser su costumbre, incluso de
forma presencial en manifestaciones de protesta. Rajoy consideró
"milagroso" que, "en medio de la confusión generada, la Guardia Civil y la Policía Nacional
conserven su capacidad operativa", dijo. Dando puntadas hacia sus
objetivos cada vez que coge aguja e hilo. Hoy, imputados de su partido critican
duramente a la Guardia
Civil por investigar sus corrupciones.
En Informe Semanal de TVE hicimos
un reportaje sobre el terreno. Ermua resultó ser un pueblo plagado de gente en
las calles disfrutando de la vida, tantas como pocas veces he visto en España.
Lo angosto del enclave, encajonado en la montaña, acentuaba la sensación.
Todavía los políticos que entrevisté llevaban escolta por estar amenazados por
ETA, literal o tácitamente. Se lamentaban de lo efímero que fue el espíritu de
Ermua. La sensación de que la pesadilla terrorista nunca acabaría se notaba
como una losa que parecía desbaratar toda salida. Los vecinos decían que Ermua
no era un pueblo conflictivo y no sentían sensación de peligro. "Otra cosa
son los políticos", comentaban.
ETA dejó de matar, gracias
precisamente "a la política antiterrorista de Zapatero", y el País
Vasco –también "los políticos"– disfruta de una manera de normalidad
de la que careció en décadas. Con las gruesas huellas del dolor, sin duda.
No hay derecho a la campaña del PP
y sus colaboradores mediáticos, que no periodistas en ejercicio. Ni a esta
campaña ni a la que vuelve a copar las cabeceras de los informativos desde que
el opositor al gobierno de Maduro en Venezuela Leopoldo López haya salido de la
cárcel para quedar en arresto domiciliario.
Los textos de sociología, ciencia
política y periodismo estudiarán en su día el descomunal montaje que las élites
españolas han hecho con Venezuela y Podemos. Las élites tan poco ejemplares,
por cierto. Un éxito, ya no hay vuelta atrás. Millones de personas, poco
exigentes con el hábito de reflexionar, reaccionan al reclamo de Venezuela como
el perro de Pavlov para asociarla a Podemos. Para asociar los desmanes que allí
suceden ahora, atribuidos todos a Maduro aunque la aclamada oposición haya
incluso quemado chavistas vivos. Un éxito la campaña de Venezuela, sí. Con la
colaboración entusiasta de ciudadanos incapaces de percibir cómo por la misma
vía y sonda les meten lo que quieran.
Es intolerable la frivolidad con la
que se aborda el tema. Los disturbios, el número de muertos y heridos de ambos
bandos, merecían rigor informativo. Contemplar la trayectoria real de un país
al que el petróleo y numerosos dirigentes probadamente corruptos fueron
sumiendo en el caos. Poco se informaba de ello. El problema surgió cuando el
chavismo alteró algunos negocios. Las crónicas del golpe contra Chávez muestran asesorías de altura y que no suelen
mencionarse. De verdadera potencia. Ahí quedan, con todas las reservas
obligadas al hablar de Venezuela, pero no deja de ser curioso el silencio en
torno a aquellos hechos. Se precisaría un filtro considerable para obtener
información sin contaminar. De cualquier modo pocos dirigentes parecen santos
canonizables en los altares de la más estricta democracia, y la desmesura de la
derecha opositora –tan apoyada desde el exterior– augura días tenebrosos.
La desvergüenza española ha quedado
más descarada, si cabe, por las noticias de estos días. Mosul, la segunda
ciudad de Irak, ha sido oficialmente liberada de ISIS, aunque será muy costosa
la recuperación de una sociedad acribillada por los contendientes. TurquÍa
asistía a una multitudinaria protesta contra "el gobierno autoritario de
Erdogan" tras una marcha por la justicia que se inició en Ankara hace un
mes. Con la excusa del presunto golpe de Estado que sufrió, Erdogan ha detenido
o purgado a decenas de miles de funcionarios, profesores, juristas,
periodistas, escritores, intelectuales. Lo último había sido la detención de la
presidenta de Amnistía Internacional en Turquía y otros siete trabajadores por
los Derechos Humanos. Hacía falta mucho valor para salir así a la calle, y lo
han pagado con más dtenciones.
Ni se ha informado de estos hechos y otros similares con la
entidad que merecen, ni los hipócritas habituales han expresado críticas y
condenas como hacen con Venezuela. Ahí andan los Rivera y los González y las
portavocías del PP. Hasta Gallardón. Volvemos a encontrar al antiguo alcalde de
Madrid, investigado por sobrecostes en la
M 30. "Si alguien quiere saber qué significaría un
Gobierno de Podemos sólo tiene que mirar a Venezuela", declara por si
alguien no había pillado la indirecta de sus colegas. Se da el caso de que el
opositor López lo ha elegido como abogado. Al Gallardón que hace nada enterró a
su suegro rodeado de brazos fascistas en alto y cantando el Cara al sol.
No se informa del destrozo de la
sanidad privada que prevé nuevos recortes en el plan de estabilidad al que los
socios políticos del PP prestan apoyo. Ni de la política real de Rajoy
–desempleo, paro, prestaciones, pensiones, impuestos, gasto social–. Aconsejo
leer el análisis del periodista Joaquín
Estefanía con datos demoledores. En su lugar se vender una recuperación
y una normalidad democrática que queda desdibujada frente a la realidad. Ni la
corrupción, ni las leyes represoras, ni la manipulación, son anécdotas.
Un día tendremos que hablar a fondo
de las "buenas personas" que sustentan este tinglado. Pero lo que
está llegando a extremos extraordinarios es el papel de los medios que actúan
de soporte. Llega un momento en el que resultan sospechosas cada una de las
noticias de los telediarios y múltiples titulares. Es como si se vieran las
cuerdas que los mueven. No digamos ya de las tertulias con intervinientes
tocados o tiznados por completo. Y tiene consecuencias.
"Sostiene Pereira", en la
memorable novela histórica de Antonio Tabucchi, ambientada en la Lisboa de 1938, que llega
un momento en el que la tibieza y el conformismo incomodan y hay que publicar
la verdad que en su barbarie nos salpica. Siquiera para no terminar escribiendo
una única necrológica posible –la especialidad de Pereira–: la necrológica de
los valores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario