14 julio
2017
La utilización
partidaria del terrorismo Es irritante la distancia con la que sectores
vinculados a la "nueva política" observan el fenómeno terrorista
El 29 de enero de 1981, el ingeniero jefe de la central
nuclear de Lemóniz, Jose Maria Ryan, fue secuestrado por ETA. A cambio de
liberar con vida a Ryan, la organización terrorista exigió que la central,
todavía en construcción, fuera demolida en el plazo de una semana. La esposa y
los cinco hijos del ingeniero aparecieron en televisión pidiendo la liberación
del secuestrado y la sociedad vasca se movilizó de forma masiva. Bilbao fue
testigo de la hasta ese momento mayor manifestación de la historia de la ciudad.
No hubo nada que hacer. El 6 de febrero el cadáver de Ryan
aparecía en un camino forestal, atado y amordazado, y con un disparo en la
cabeza. El impacto de la noticia fue enorme en toda España. El 9 de febrero se
produjo un hecho sin precedentes: una huelga general contra ETA, convocada por
PNV, PSEPSOE, PCE y Euskadiko Ezquerra, y los sindicatos UGT, CCOO y ELA-STV,
paralizaba Euskadi. El asesinato de Ryan fue la primera vez en la que estaba
plenamente justificado hablar de un antes y un después en la batalla contra el
terrorismo. Hace de aquello 36 años. Un largo y penoso trayecto el recorrido
hasta llegar aquí.
Todavía tuvimos que asistir a desgracias aún mayores, y
vivir otros sucesos de similar o mayor repercusión social y política. En 1987
Hipercor también supuso un antes y un después devastador que, además de
incrementar la implicación de la ciudadanía en el combate contra el terrorismo,
tuvo otras consecuencias menos visibles pero de gran importancia política. La
primera de ellas fue involucrar a todo el PSOE en esa lucha.
Los socialistas, en aquella época, y en el ejercicio del poder,
todavía miraban de reojo y con desconfianza todo lo que tenía que ver con la
actividad policial. El atentado en el centro comercial barcelonés provocó un
amago de dimisión en bloque de la cúpula del Ministerio del Interior. La grave
crisis abierta, de la que apenas se ha escrito, se resolvió con el Pacto de
Madrid contra el terrorismo, sellado meses después por todos los partidos
políticos con representación parlamentaria. Pacto precursor de los que un año
después se firmaron en el País Vasco, el Pacto de Ajuria Enea, y en Navarra.
El segundo efecto colateral relevante del atentado de
Hipercor está relacionado con la actividad de Terra Lliure. Hipercor precipitó
la disolución de la organización terrorista catalana, que decidió su
autodisolución en 1991. Fue un proceso muy rápido, máxime si tenemos en cuenta
que todavía en aquel año de 1987 una bomba de Terra Lliure colocada en el
juzgado de Borjas Blancas (Lleida) provocó la muerte de una vecina del
edificio. El clima social creado por este suceso y el atentado de Hipercor fue
clave para que los terroristas decidieran abandonar el camino de la violencia.
Lo que ocurrió después, permanece en gran parte en la oscuridad. Lo cierto es
que en 1996 ya no quedaba ningún miembro de Terra Lliure en la cárcel.
Respeto a las
víctimas
Ahora, cumplidos 20 años del episodio de violencia
terrorista que mayor movilización social generó en España, el secuestro y
asesinato de Miguel Angel Blanco, quizás fuera llegado el momento de contar
alas nuevas generaciones de españoles, a esas para las que parece que el pasado
es poco más que un accidente, hasta que punto el terrorismo marcó a este país,
el elevadísimo precio pagado para lograr su superación, y que ya es hora de que
también ellas rindan respeto a las víctimas y a los que jugaron un papel más
relevante en su desaparición.
Resulta a veces irritante comprobar la distancia, cuando no
el desprecio, con la que ciertos sectores vinculados a la "nueva política"
analizan un fenómeno que ha dejado infinidad de dramas humanos y profundos
surcos en la sociedad española. El rechazo del grupo que gobierna el
Ayuntamiento de Madrid a colocar en la fachada de la casa consistorial un
cartel recordando a Miguel Ángel Blanco es un buen ejemplo de lo que digo. Pero
también lo son actitudes como el manoseo de aquella figura por parte del PP o
la apropiación indebida de la que hizo gala en su discurso congresual el líder
del PSOE ("Somos la izquierda que puso fin al terrorismo de ETA").
Y mal podremos exigir a los jóvenes reconocimiento del sacrificio,
lealtad y sentido de la
Justicia si seguimos utilizando el terrorismo de forma
partidista.
Opinión:
Excelente artículo de Agustín Valladolid en todo cuanto
menciona al hablar de lo ocurrido con los actos en homenaje a Miguel Angel
Blanco, especialmente a nivel partidista.
En cuanto al párrafo en el que habla del final de Terra
Lliure, mucho tienen que explicar los entonces presidentes del Gobierno español
y catalán, José María Aznar y Jordi Pujol respectivamente. Aquella famosa frase
de que había que pensar en “la normalización de la vida social en Cataluña” y
proceder a la puesta en libertad de diferentes miembros de la banda terrorista
Terra Lliure fue demoledora para gran cantidad de víctimas de esa banda.
Como datos a consultar ofrezco los siguientes enlaces… de algunas
de las gestiones realizadas hace mas de 20 años…
http://eltrasteroazul.blogspot.com.es/2011/10/4-abril-1995.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario